Cuba

Una identità in movimento


Fidel y Martí: Una pedagogía revolucionaria para el Siglo XXI (Revolución y Educación)

Wilkie Delgado Correa


La Habana es actualmente un aula, un laboratorio, una escuela, una universidad gigantes donde más de cinco mil educadores del mundo exponen, analizan, discuten, intercambian experiencias, observan y comparan realidades en torno a la situación de la educación en sus países y en el mundo contemporáneo, en el marco del mayor evento científico de su tipo: PEDAGOGÍA 2007.

Cuba, el país sede de estos eventos, abre sus puertas para mostrar sus avances y aportes en este campo, que brinda generosa y solidariamente a los demás pueblos. Es conveniente, por lo tanto, exponer algunas ideas sobre el fundamento ideológico revolucionario en que se soportan las actuales realizaciones cubanas en la esfera educacional. Son las ideas de Martí y Fidel las que han guiado todas las transformaciones que hoy asombran al mundo, y son reflejo del papel de la revolución para lograr el cambio de la sociedad.

Martí vio claramente la situación educacional en nuestros pueblos durante el siglo XIX. Para cambiar esta situación, afirma la necesidad de una revolución en este campo, valora la significación del saber como vía del engrandecimiento espiritual y moral del hombre y de su papel transformador de la sociedad y, en definitiva, para el alcance de la verdad, aherrojada en un marasmo de confusión y mentira por las fuerzas sociales retrógradas prevalecientes, interesadas en mantener en la incultura y en la ignorancia a la gran masa de los pueblos. Por eso sentencia:

    "Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que de ella han de surgir...
    En nuestros países ha de hacerse una revolución radical en la educación, si no se los quiere ver siempre deformes: colosal la cabeza, inmenso el corazón, arrastrando los pies flojos, secos y casi en hueso los brazos...
    Pero en los pueblos está la gran revolución: la educación popular. Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender. Pies, brazos, alas, todo eso ponen al hombre esos primeros humildísimos libros de la escuela...
    Los libros sirven para cerrar las heridas que las armas abren; que sirven para construir pueblos con los escombros que la piqueta revolucionaria ha echado a tierra; que encienden lo escondido; que sacan a la luz lo oscuro; que iluminan con colores vivísimos todas las fecundas e infatigables obras de la creación. Los libros consuelan, calman, preparan, enriquecen y redimen...
    Un libro, aunque sea de mente ajena, parece como cosa nacida de uno mismo, y se siente uno como mejorado y agrandado con cada nuevo libro... Leer es una manera de crecer, de mejorar la fortuna, de mejorar el alma... Leer nutre, ver hermosura engrandece. Se lee o ve una obra notable y se siente un noble gozo... "

Por eso enfatiza la actitud de los jóvenes y de los hombres, en general, en la consecución de la verdad, que les permitirá ser plenamente libres; critica el enfoque estéril de métodos de enseñanza predominantes en su tiempo y proclama la necesidad de cambiarlos de raíz para el bien supremo del hombre.

    "...La educación que asoma y se impone, hija legítima de la impaciencia de los hombres, libres ya para aprender y obrar, que necesitan saber cómo está hecha y se mueve y transforma la tierra que han de mejorar y de la que han de extraerse con sus propias manos los medios del bien universal y del mantenimiento propio...
    Y los jóvenes se animan. Discuten al maestro, al texto, al libro de consulta. Tienen cierto espíritu volteriano, que hace bien. Rechazan la magistral imposición, lo que también es bueno. Anhelan saber para creer. Anhelan la verdad por la experiencia; manera de hacer sólidos los talentos, firmes las virtudes, enérgicos los caracteres...
    No dudes, hombre joven. No niegues, hombre terco. Estudia, y luego cree... "

    "En vez de poner ante los ojos de los niños los elementos vivos de la tierra que pisan, los frutos que cría y las riquezas que guardan, los modos de fomentar aquellas y extraer estas, la manera de librar su cuerpo en salud de los agentes e influencias que lo atacan, y la hermosura y superior conjunto de las formas universales de la vida, prendiendo así en el espíritu de los niños la poesía y la esperanza indispensable para llevar con virtud la faena humana ¡los atiborran en estas escuelas de límites de Estados de hileras de números, de datos de ortografía y definiciones de palabras! ...
    De raíz hay que volcar este sistema ... Eso, a tientas aún, quisiera hacer aquí con el sistema de escuelas públicas los reformadores más juiciosos... reconstruirlo de manera que no apague al hombre, y surja al sol el oro de su naturaleza".

Coincidente con Martí, Fidel esclarece el papel y trascendencia de la Revolución para llevar a cabo no sólo la transformación del sistema de educación imperante, sino también la transformación de la sociedad que permita luego el acceso de todos a la cultura, único medio posible para la transformación completa y esencial del hombre.

Sus ideas son continuación y profundización de las ideas martianas, enriquecidas con los argumentos que reflejan y aportan las experiencias vividas por la sociedad cubana en la mitad del siglo XX. Lo hace, no desde la perspectiva de una Revolución social cuyo triunfo se espera, sino desde la realidad que enfrenta una Revolución triunfante que encamina sus pasos a la transformación radical de la nefasta situación que hereda de la vida republicana neocolonial.

Su análisis realista y convincente penetra en las raíces de los males y destruye el endiablado armazón que las fuerzas sociales dominantes han erigido para sustentar su dominio y explotación de las grandes masas del pueblo.

    "Precisamente por ser la revolución un cambio completo, profundo, en la vida de un país, en todos los órdenes, el primer gran problema de la revolución es como se combate y como se vence la influencia de las viejas ideas, de las viejas tradiciones, de los viejos prejuicios, y cómo las ideas de la revolución van ganando terreno y van convirtiéndose en cuestiones de conocimiento común y de clara comprensión para todo el pueblo. Este problema de la educación de los analfabetos o de aquellas personas que no han tenido oportunidad de ir a los centros de enseñanza superior, sino también es ante todo un problema de educación de las propias masas de la revolución...
    Demasiado miserable era el sistema en que para adquirir una profesión era necesario tener dinero; demasiado miserable era el sistema que impedía a las inteligencias ser útiles a la patria si no contaban con recursos necesarios.
    ¡Quién sabe cuantas inteligencias se perdieron!
    ¡Quién sabe cuantos genios se desperdiciaron por falta de la oportunidad! ¡Quién sabe cuantos talentos brillantes pasaron sin dar luz, pasaron sin ser útiles, pasaron sin traer al mundo todo lo que las inteligencias fecundas pueden dar para el bien de los semejantes! ...
    Los que enseñan la verdad preparan a los pueblos para comprenderla; los que enseñan la mentira condicionan a los pueblos para engañarlos. Los que defienden la explotación, los privilegios y la injusticia tratan de mantener a los pueblos en la oscuridad y la ignorancia más completa. Las revoluciones, que predican la justicia, que se hacen para redimir a los pueblos de la explotación, enseñan, educan, erradican la ignorancia... Sabemos el tremendo daño que ocasiona la ignorancia, porque no hay peor enemigo del hombre, peor enemigo de los pueblos, peor enemigo de la humanidad que la ignorancia. Y de todas las herencias que el colonialismo, el imperialismo y el capitalismo nos dejaron, la peor de todas, fue la ignorancia... "

Pero no se trata sólo de la denuncia de los males y calamidades sociales, se trata también de buscar y poner en práctica las soluciones que deben erradicarlas.

    "El Estado se considera en el deber, la revolución se considera en el deber de organizar y establecer el principio de le enseñanza gratuita a todos los ciudadanos del país. ¡Y el pueblo se considera en el deber de formar a las futuras generaciones en un espíritu de amor a la patria, de amor al prójimo verdadero, es decir, amor a sus semejantes, amor a su pueblo, amor a la justicia, amor a la Revolución...
    E n la revolución suelen ocurrir varias revoluciones... Los capitalistas hablan de su régimen de libertades, que dicen que les da oportunidad a todos.
    ¿Qué oportunidad puede tener un guajiro que nunca vio una escuela, que nunca vio por allí un maestro? ¿Qué oportunidad de ser un científico, de ser un técnico, de ser un artista, de ser lo que sea, qué oportunidad tiene? ¿Qué oportunidad tenía el millón de analfabetos?
    Aquel Estado no le daba ninguna oportunidad.
    Sin embargo, este Estado sí le da la oportunidad al niño más humilde, más pobre, que vive en el rincón más apartado del país...
    Hay campesinos que dicen: mi hijo va a ser ingeniero; pero a él no le alcanzarían nunca sus propios recursos para que su hijo fuera ingeniero. Sin embargo, sabe que su hijo va a ser ingeniero; es inteligente, es competente, y está seguro de eso. O que su hijo va a ser médico; es inteligente, es estudioso, vale la pena que el país desarrolle esa inteligencia. Él con sus recursos no podría hacerlo; sin embargo, los recursos de toda la nación, de todo el pueblo, ¡sí lo puede hacer!
    Lo que nadie con sus propias fuerzas podría hacer, lo puede hacer el esfuerzo de todos.
    Lo que es imposible para el individuo aislado, jamás será imposible para la nación, para el esfuerzo unido de todos los trabajadores de una nación...
    Es por eso que nosotros no podemos tener otra concepción del desarrollo de la educación de un pueblo, si esa concepción no equivale, hasta sus últimas consecuencias, de toda la inteligencia potencial de ese pueblo...
    Para todos hay una oportunidad en la revolución, para todos... todos tienen su oportunidad y la revolución es precisamente eso: la oportunidad para todos por igual. Y la revolución va alcanzando su ambicioso propósito de dar todas las oportunidades de estudiar, de prepararse, de superarse, de desarrollar su inteligencia, su salud, de forjar un porvenir, donde se unen los supremos intereses de la patria con las aspiraciones naturales de todo ser humano...
    Nosotros no le decimos al pueblo: ¡cree! Le decimos: ¡lee! Nosotros no le decimos: esto es un dogma.
    La reacción no le decía al pueblo lee si no cree. Por lo tanto, le suprimía la oportunidad de tener libros...
    Y la Revolución le dice al pueblo: aprende a leer y a escribir, estudia, infórmate, medita, observa, piensa. ¿Por qué? Porque ese es el camino de la verdad: hacer que el pueblo razone, que el pueblo analice... Por lo pronto toda revolución es un extraordinario proceso de educación. Por eso, Revolución y Educación son una sola cosa. Ahora bien, Revolución y enseñanza, Revolución y capacitación de técnicos, Revolución y formación de profesionales, son otras tantas de las tareas de la Revolución. La Revolución ha trabajado en sentido general en la educación del pueblo... "

En conclusión, aquí se expresan algunas de las ideas esenciales que explican el rumbo seguido por la Revolución Cubana en el campo de la educación, con un enfoque científico e integral.




Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(1 de febrero de 2007)


    Dr Wilkie Delgado Correa
    Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Medicas de Santiago de Cuba


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