El proceso debutó con el paso de la Industria Médico Farmacéutica al Ministerio de la Industria Básica, y la decisión de importar las materias primas (por valor de 45 millones de dólares) para la fabricación de los fármacos en la Isla, lo cual permitió contar como mínimo con dos suministradores para lograr respuestas rápidas ante las interrupciones de los ciclos productivos. Esto trajo consigo que en octubre del 2002 ya estuvieran contratadas las materias primas de los productos del 2003.

Gracias a una inversión de 15 millones de dólares, las plantas de hemoderivados y citostáticos iniciaron su puesta en marcha. Otras, por valor de tres millones de dólares, de carácter imprescindibles, abarcaron la reparación del generador de vapor del laboratorio Reinaldo Gutiérrez y el trabajo de mantenimiento realizado en prácticamente todas las demás fábricas.

Se labora por perfeccionar la gestión empresarial, que debe abarcar a todas las entidades en el primer semestre del próximo año. En el caso de las farmacias el énfasis está en retomar el concepto de que dichas unidades son centros asistenciales y no de comercio, lugares donde la población pueda no solo comprar lo que necesita, sino recibir una orientación acerca de su problema de salud.

La licenciada Liliana Pacheco Torres, jefa del Grupo Provincial de Farmacia, informó que de acuerdo con los 359 medicamentos que integran el cuadro básico tanto para las unidades comunitarias como hospitalarias, el 2002 comenzó con 109 faltas en las farmacias principales municipales, sin embargo, al cierre de noviembre estas habían disminuido a 52.

La situación en las farmacias se torna favorable. De las 374 existentes en la ciudad 362 exigieron reparación, muchas de manera capital, la cual concluyó en 106; otras 193 transitan tal proceso emprendido a finales del 2001.

Son dotadas de refrigerador nuevo las entidades que no tenían dicho equipo, o lo poseían en mal estado, a fin de posibilitar la estabilidad de los fármacos requeridos de temperaturas frías. Fue instalado teléfono donde no había, además de una computadora en cada farmacia principal, con el propósito de mantener la comunicación con el almacén central.

Según explica la licenciada Liliana Pacheco, se mejoran las condiciones de trabajo del personal, y para brindar el servicio que espera el consumidor rescatan la localización de los medicamentos, primeramente dentro del municipio; así como la mensajería, ahora a disposición de los discapacitados, ancianos solos y las embarazadas ingresadas en el hogar.

El trabajo más difícil no es el hecho hasta ahora, sino el por venir, que deberá ir acompañado de exigencia, disciplina y calidad en la atención a todo aquel necesitado de servicio tan vital.

Publicado en www.cubaindustria.cu (6 de enero de 2003)