Cuba

Una identità in movimento


Roberto Fabelo abre sus puertas

Estrella Diaz


Inaugura una exposición personal en Bellas Artes

"Un poco de mí" es el título de la exposición personal abierta en el Museo Nacional de Bellas Artes donde se recoge el quehacer más reciente del destacado artista de la plástica Roberto Fabelo.

Desde hace seis años el pintor, dibujante y grabador cubano no realizaba una muestra personal en Cuba porque, según comentó,

... cuando uno se decide a exponer tiene que pensar muy bien las propuestas que va a ofrecerle al público.

Este es para Fabelo el momento adecuado al celebrarse en breve sus treinta años de vida artística y, sin pretender hacer balances, muestra cosas que no han sido vistas, y relacionadas en su conjunto pueden resultar de interés.

Describir una obra es difícil. No quisiera andar haciendo discursos. Son piezas de carácter escultórico; objetos tridimensionales conjugados en una suerte de instalación y realizados a partir de dibujos elaborados en mi continuo vicio de dibujar y de acumular imágenes.

En este caso son objetos que tienen que ver con la mesa, con toda la actividad de la alimentación, de la subsistencia (platos, tenedores, cuchillos, jarros) de la vida cotidiana bellos en sí mismos. Me pareció que estos objetos son parte de los conflictos del hombre, lo acompañan en el problema de la subsistencia, o de la carencia, del despilfarro o del exceso. También otros factores relacionados con lo social y lo ecológico.

De alguna manera en ellos se corporizan dibujos ya realizados y colocados en esta especie de instalación, a la cual he dado en llamar Mesa. Pudieran tener otra connotación u otro nivel expresivo diferente al que he empleado en otros soportes como el dibujo o la acuarela.

Es otra cuerda dentro de mi universo temático, pero adquiere un sentido diferente y por eso digo nuevo porque se agrupan en una dimensión en relación con el hombre. Quizás el hecho de darle un gran tamaño a estos objetos pudiera estar hablando de la dimensión del problema como acuciante y siempre presente y a veces — en algunas regiones del mundo — insolubles por la injusta distribución de las riquezas.

Me interesaba — más allá de esos propósitos expresivos — hacerlos visualmente más trascendentes y acercarlos en cierto sentido al hallazgo plástico. Esos objetos van acompañados de residuos, restos orgánicos y espejos. Están los platos de grandes dimensiones, por ejemplo hay uno bordeado por el muro del Malecón, tan afín y familiar. Dentro del conjunto de la pieza a ése lo titulé "Mar Interior".

Desde que llegué del campo a la ciudad siempre he vivido cerca del Malecón y, en algún momento, todos los artistas plásticos han tomado el Malecón como un motivo; esa orilla, ese punto límite entre la tierra y el mar, con todo su encanto, poesía y simbologías.

Tengo otro plato lleno de huesos de res — en sí mismos de una extraña belleza — los cuales de alguna manera dan testimonio de la acción depredadora del hombre en su necesidad de alimentarse. El hombre en esa urgencia va acumulando residuos y va dejando huellas y también vacíos en la naturaleza. Quizás por ahí está el intento de hacer algunas asociaciones. Estos objetos van acompañados de un conjunto de acuarelas de gran formato, más dentro de mis piezas tradicionales con esa técnica pictórica que tanto me gusta.

Podría ser porque ése es un material reunido en el último año y medio y que, un poco forzado por la necesidad de exponer, me decidí a reunir y a demarcar los límites temáticos y la línea definitoria del sentido y tema de la exposición. Por eso pueden relacionarse con ellos a través de este hilo conductor.

También hay algunas piezas reunidas en una especie de retablo donde se agrupan pinturas sobre madera como si fuera un gran mosaico donde hay algunas referencias al sistema central de la exposición, pero realizadas en diversos momentos en los últimos cuatro o cinco años, piezas que conforman una especie de imaginario personal, de galería de retratos que constantemente he realizado en distintos soportes, es decir a través del dibujo. En este caso es pintura sobre madera, sobre caoba, cedro... sacada de viejos muebles abandonados y reunidos azarosa y caprichosamente en esos tableros. Eso es un poco de mi fluir como pintor y son piezas — según mi entender — con menos drama en relación con la ejecución porque las realizo como divertimento. Estoy mostrando una parte de mí y estoy mostrando esa zona de ocupación azarosa a cosas más complejas, más conceptuales, ideas mucho más identificadas con propósitos expresivos determinados y todo eso forma parte de mi naturaleza.

Yo no abandono sino integro. No voy a suplantar. Quiero abrir puertas y asomarme a ver qué hay, guiado por una necesidad, por un gusto en esa aventura. Todo ello es como un ejercicio natural de búsqueda y de voluntad intelectual de examinar, de indagar diversos temas, alternativas; propuestas que pudieran ampliar y enriquecer el proyecto personal. No se trata de excluir sino de incluir. Mientras más pasa el tiempo más quiero añadir cosas. Es una dualidad: a medida que vas a la esencia, más cosas vas incluyendo y por eso he incluido estos grandes objetos realizados en aluminio y otros materiales, incorporados a mi manera de mirar. Para nada es excluyente.

Hay críticos que estigmatizan a la instalación como una manera efímera de expresarse...

No me preocupa si es algo efímero o no. Eso no es mérito ni un demérito. Siempre que exista arte metido dentro y siempre que haya una imagen o una visualidad provocadora de una inquietud, que deje en uno una huella en la memoria o en los sentidos en general, se cumple un cometido importante. No sólo las instalaciones, hay otras piezas efímeras aún cuando han sido realizadas en los supuestos soportes tradicionales o conocidos y, entre comillas, garantizados, las que salen rápidamente de la memoria de las gentes.

Lo veo como un momento en el camino; no es una pausa, sino un momento de conflicto al que siempre le tengo un poquito de temor, por qué no decirlo. Respeto mucho a mis colegas, al resto de los artistas, al público, me respeto yo mismo y no me parece sea un momento para poner cualquier cosa que a uno se le haya ocurrido o ya ha sido visto o conocido. Estoy tratando de mostrar y compartir algo diferente con los demás. Después de todo ese tiempo sin exponer era conveniente que lo hiciera. Esas razones se unieron. Simplemente es un momento de conflicto y a la vez de continuidad. Seguiré desarrollándome cada vez que se me aparezca algo interesante, atrayente, pues me introduciré en ese camino. Con estas incorporaciones de objetos de carácter tridimensional y otros soportes se enriquecerá, seguramente, mi trabajo o yo haré todo lo posible porque se enriquezca; siempre con un gran respeto hacia el arte, hacia uno mismo y hacia los demás y con el deseo de encontrar el camino del disfrute de la belleza, de la imagen y de la plenitud que entraña el poder tener la posibilidad de concebir un mundo propio para mostrar a los demás.

Dibujar todos los días. Quiero hacer tantas cosas y el tiempo me parece poco. Es una delicia para mí trabajar. Ser artista es una profesión muy especial y estoy totalmente inmerso en ella. Después de 30 años de trabajo llegó el momento de compensación a los esfuerzos y como un factor balsámico contra todo tipo de desgracias y sinsabores que uno ha tenido en la vida. Laboreo serio y profesional es lo que hay que reclamarse y también disfrutarlo. Es una gran suerte.


Fuente: Granma Internacional Digital
http://www.granma.cu/espanol/mayo03/mar20/20fabelo.html

Granma. Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba


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