El empobrecimiento de ciertas regiones españolas como Galicia, vino a ayudar a los deseos de este hombre de negocios gallego. Lo cierto era que había miles de labriegos hambrientos y desesperados que se vieron tentados a venir a hacer la América, enrolados en la capitalista empresa de Feijóo.
Hay que decir que la emigración de peninsulares pobres, con carácter de decisión individual era algo que venía produciéndose desde principios del XIX. Era gente que iba a parar la mayor parte de las veces a los confines de los campos cubanos, para acabar casi tan empobrecidos como vinieron, salvo los contados que se hicieron hombres prósperos.
Como ya dijimos, la empresa que se le confió a Feijoo en documentos no contemplaba el trabajo esclavo. Pero en la economía y sociedad cubana de la época, cimentadas en la plantación no se conocía otra relación que la de amo y esclavo y no tenía cabida otra forma de producir riquezas. No se quería optar por una manera diferente y el pensamiento conservador y reaccionario del esclavista tradicional se negaba a cambiar.
Ello explica que se recurriera al engaño y a la violencia, tanto con los culíes chinos y yucatecos, como con los supuestos colonos gallegos.
A estos últimos desde su desembarco se les organizó en tercios y en partidas, bajo la mano férrea de capataces. Debían recibir 10 pesos mensuales, ropa y comida. A los cuatro o cinco quedarían libres del contrato. A cerca de mil 800 gallegos se les llevó a "aclimatarse" en varios cuarteles de pobladitos de campo cercanos a las ciudades, organizados en pelotones.
Los malos tratos, los abusos y la violencia fueron el pan nuestro de cada día. Las enfermedades tropicales se cebaron en ellos. Empezaron a dejar de pagarles los salarios, a dejar de darle el vestuario prometido. Los pocos colonos que se les permitió escribir a sus familiares o que tal vez lo hicieran a escondidas hablaron de golpeaduras con palos, castigos en el cepo, hambre y hasta muerte por sablazos.
La organización de su trabajo y su relación con sus supuestos empleadores eran en la práctica los de la esclavitud, sin ningún tipo de dudas. Por otra parte, muy pocos hombres de industria, sobre todo azucareros, pidieron a los colonos gallegos para que trabajaran en sus propiedades. Intuían que el maltrato a estos hombres de los cuales algunos hacendados eran paisanos no podría durar mucho.
Los colonos que pensaron trabajar la tierra en la Isla, fueron obligados, incluso con represión y violencia, a trabajar en obras del ferrocarril. Feijoo, al tener que asumir los costos de esta gente que casi nadie pedía, siguió incumpliendo sus compromisos. Semidesnudos y descalzos se vieron algunos. Comenzaron actos de rebelión, cimarronaje y suicidios, como era de esperarse.
La opinión pública se sensibilizó con el infortunio de los compatriotas de muchos habitantes de esta isla y el proyecto del negociante gallego fue muy criticado.
En septiembre del propio año 1854, con la llegada del capitán general José Gutiérrez de la Concha, se suprimió el trabajo forzado del ferrocarril. Esto dio el golpe de gracia al negocio del proyecto de Feijoo. Se desviaron algunos cientos de los sobrevivientes, los mejores, al trabajo de obras públicas de interés de la metrópoli.
En 1855, colonos con experiencia militar se incorporaron al ejército español. El proyecto "Salvación y progreso para España y Cuba" se dio por fracasado. En total llegaron a hacerse ocho expediciones entre marzo y agosto de 1854. En julio de 1855, a los peninsulares se les dio la libertad para establecerse donde quisieran o pudieran, diríamos nosotros.
Durante el resto del siglo XIX peninsulares provenientes de Canarias, Galicia y otras regiones pobres de España siguieron viniendo buscando suerte a la isla, pero no se volvió a intentar un proyecto masivo y supuestamente empleador como el de Feijoo.
Por cosas de la vida los gallegos volvieron a trabajar en condiciones de esclavitud en las primeras décadas del siglo XX, bajo la mano de capataces norteamericanos en las minas de hierro de Firmeza y Daiquiri, en Santiago de Cuba (zona oriental de la isla).
Allí se crearon dispositivos de coerción extraeconómica que hizo esclavos a un grupo de inmigrantes. Se dicen que eran esclavos, no sólo por la violencia y abusos a que se les sometía, sino por la forma de organización del trabajo. Ya aquí se trató de hombres que no pudieron contar con la protección de su gobierno.
Cuba había dejado de ser una colonia española para ser una república con fuerte subordinación a Estados Unidos. Como para contar en otro artículo.