Suardíaz: Un sociólogo del gusto literario
Eliécer Fernández Diéguez
A través de los años, revisando con detenimiento su vida y obra, encontramos en el amigo, escritor y periodista Luís Suardiaz una búsqueda permanente por cambiar el gusto artístico de las grandes masas; tal vez siguiendo los pasos del celebre critico literario francés Ferdinand Brenetiere quien había hecho un verdadero intento por
"... explicar las grandes transformaciones de la historia de la literatura".[1]
Salvando la distancia de que a Suardíaz no le toco vivir en la última década del siglo XIX cuando se imponía en la historia cultural del mundo todas las explicaciones naturalistas de Darwin; que eran sin tino ni razón aplicadas a los problemas de la vida social;[2] sino en Cuba, y, en un proceso revolucionario y a la vez revolucionador de la mente y de la cultura de las grandes masas, más allá y después de la alfabetización y la revolución educacional.
Lo que sí podemos afirmar, sin temor a equivocaciones del escritor camagüeyano es, que como lo había hecho Brunetiere en su tiempo no consideró al arte en general y a la literatura en particular como fenómeno aislado de la sociedad, donde comprender que:
"Todo hecho literario supone escritores, libros y lectores o, para hablar de una manera más general, creadores, obra y público. Constituye un circuito de intercambio que, por medio de un aparato de transmisión en extremo complejo que tiene a la vez de arte, de tecnología, y de comercio, une individuos bien definidos (aunque no siempre identificados) a una colectividad más o menos anónima (pero limitada)";[3]
que le brinda a sus miembros caminos hacia dos tipos esenciales de conocimiento,[4] preocupándose así por enfatizar en la "eternidad de lo probable",[5] por un lado, y por otro lado en el acercamiento a los autores comentados en sus ensayos, artículos, crónicas o reportajes como lo hacían los alemanes de la época romántica que un rizo de Jean Paul era para muchísimos la más preciada reliquia; valorando con visión futurista obras de personas cotidianas y con justos puntos de vista a los grandes de la literatura universal o cubana sin que existan "lejanías probables" como aquellas del Lord Chesterfield que "desaconsejó" a su hijo para que no comprara los muy baratos, — en su época, claro está — Rembrants, porque no eran pinturas sino caricaturas.
Así vemos, con cuanta destreza el amigo Suardíaz, va a la posición de los artistas seleccionados, para como observador de fineza extrema reconocer y divulgar por fases la vida y obra de los autores, ya sea en la máxima popularidad, o en el mayor de los anonimatos, demostrando así su dominio, como un verdadero comunicador, del hecho literario que nos presenta en sus tres modalidades fundamentales a decir de Escarpit:
"... el libro, la lectura, la literatura".[6]
El sabe muy bien, que se debe mejorar el gusto de los lectores, sobre todo porque en este fenómeno, — según hemos podido observar —, lo que predomina en el gusto de muchos es el gusto de algunos, según sea el nivel cultural alcanzado, determina y caracteriza la época.[7] Y como el verdadero arte es expresión sublime de la época; no solo el artista sino el crítico de arte, deben trabajar e influir en los sentimientos de los hombres desde la reflexión que conduzca al gusto, todo ello porque:
"Una persona dotada de sensibilidad realmente refinada puede descubrir en el arte toda la vida espiritual, tal como ciertos curanderos naturalistas afirman leer en los ojos el estado del cuerpo entero".[8]
Otra cuestión de mucho peso e importancia que nos permite ver al periodista de la Sección Cultural de Granma como un verdadero Sociólogo del gusto literario,[9] es su conocimiento de la estructura social cubana; ya sea en grupos, clases, sectores o comunidades socioterritoriales; donde existen diferencias claves en todas las formas de conciencia social.[10] ¿Cuántos ambientes sociales existen en una nación como Cuba?¿Cuántos ideales se producen, viven o sobreviven de esos ambientes sociales? ¿Qué espíritu de época es necesario tratar desde la influencia de la lectura literaria más allá de cualquier lectura filosófica o científica? ¿Qué rasgos deben tenerse en cuenta de la comunidad espiritual que nos identifica? Él conocía muy bien, por vida y oficio de sociólogo del gusto literario que
"... no existe un espíritu de época, sino que, por así decir hay toda una serie de espíritus de épocas";[11]
muy bien tratados en sus ensayos o comentarios, o en conferencias que le escuché en diferentes eventos literarios,[12] sobre todo porque tenía una capacidad muy natural para distinguir en el gran entramado social cubano los grupos que diferían por ideal vital y social; grupos que se relacionaban de manera diferente a la literatura cubana y universal por circunstancias muy propias de ellos ¿Cómo somos los cubanos? Sobre todo los que vivimos en una eterna revolución cultural que se desarrolla aquí a partir de 1959. tal vez porque conocía como Vesler cuando escribió sobre Dante que "La historia de las naciones y de las guerras solo la afecta[13] en la medida que ocupa la imaginación de los pueblos", o de otro grande de la literatura que se refería a las épocas de las grandes tempestades y revoluciones políticas y sociales son precisamente las que dan vida a ideas nuevas, grandes y fértiles.[14]
La cultura que posee el pueblo de Cuba es, a nuestra manera de acercarnos al problema, filón de riqueza para el gusto literario, pero que según pudo comprender Suardíaz no basta por si solo, se necesita anegar por otras sustancias, llenar de reflexiones que encaminen.[15] La creación literaria, al mismo nivel de la cultura general, — incluyendo económica–productiva —, aunque son independientes de la vida material de la nación no se puede separar de ella. ¿Qué conclusión se puede sacar de lo anterior? ¿Por qué el poeta de otros tiempos estuvo con el esclavista, el rey o el burgués? ¿Qué relación existe entre satisfacción y sustento de las partes involucradas en el hecho creativo de la literatura? ¿A dónde se puede llevar lo heraldo del espíritu de una época tan distinta, de una época revolucionaria y sin "diferencias sociales" a la que se aspira?¿La literatura se puede adaptar por si sola a una época? ¿Serán los poetas nuestros como Tetrarca para disfrutar la posición beneficiosa de la sociedad? Hay que comprender las circunstancias y esencia de la creación literaria y de su complemento esencial la apreciación a través de un público; público este que según Robert Escarpit funciona en el circuito de intercambio, ya que:
"En todos los puntos del circuito, la presencia de individuos creadores plantea problemas de interpretación sicológica, moral, filosófica; la mediación con la obras plantea problemas de estética, de estilo, de lenguaje, de técnica; en fin, la existencia de una colectividad — publico plantea problemas de orden histórico social e incluso económico. dicho en otras palabras hoy — por lo menos — tres mil maneras de explorar el texto literario";[16]
publico este —, al que hay que orientar como lo hizo guardias porque la ilustración del gusto puede llevar a los hombres al camino de las bellas artes y en especial a la lectura de obras literarias; eso está demostrado porque toda literatura necesita de un público capaz de disfrutar, que en nuestro país se salva por la campaña por la lectura, las bibliotecas públicas, la creación de círculos de lectura, talleres de creación y apreciación literaria de las Casas de Cultura etc; y es por ello que el hecho literario en sí, con escritores, libros y públicos nos permite explicar con el sociólogo Escartpit que: "Esta triple pertenencia de la literatura a los mundos de los espíritus individuales, las formas abstractas y las estructuras colectivas hace difícil su estudio";[17] logrando así lo que en otros lugares y épocas pasó por: formación de comunidades estéticas; la relación del creador con el gusto predominante; la comprensión como requisito previo indispensable, donde personalidades como el escritor Inglés Arnold Bonnet;[18] ello es manejado por nuestro amigo el escritor Luis Suardíaz para permitir a gran escala comunicativa que el "artista sagaz" y el "público sagaz" sean más que una posibilidad una realidad; y donde no puede faltar, — en ese agrandar por lugares y épocas —, la formación de grupos y escuelas.
Según nos demuestra Levin I. Schücking en su obra Sociología del gusto literario, para desarrollar la sociología del gusto estético, para que las masas aprecien en la justa medida el arte literario hay que "orientar en determinada dirección";[19] o sea esos medios de selección que incluyen : La importancia de las autoridades que escogen, el empleo de medios de propaganda, la significación de la crítica literaria[20] y, por último, el papel y la influencia de la artes visuales.[21]
La apreciación real y justa de la literatura sólo se da en el marco de la aceptación pública que tiene como clave el valor de la propaganda a cerca de la arte y la literatura entre las masas populares, por esa razón es justo tener en cuenta que:
"La vida del arte no es tan diferente de la vida comercial como a primera vista parece. También en ella se logran con medios exteriores muchas cosas que el lector espectador no podía sospechar";[22]
aquí se exponen reflexiones para dicha "aceptación pública", las expone Suardíaz, partiendo de esa calidad, no como aquella crítica del virtuoso Samuel Richardson, el que indignara ante un libro como Tristán Shandy de Lurence Storne, solo por ser de moda, — como el regatón actual —, sin tener en cuenta la calidad, cuando decía :
"We are obligad to read herví foolish book that fashion render prevalent in conversation".[23]
Y recalco esta idea sobre la calidad porque las reflexiones luisuardianas no se encaminan hacia cualquier libro y autor de moda, sino que se mezclan, para bien del público lector, con los preceptos de Richardson, todo ello sin dejar de considerar que:
"A la larga, nadie puede sustraerse de una cosa que está viendo u oyendo a cada momento".
Tiene Suardíaz en cuenta, en la búsqueda consciente de una aceptación pública de los libros y autores que presenta — desde la vcalidad, reiteramos —, la diversa receptividad en los distintos grupos sociológicos, ello le permitió en su oficio de promotor de la lectura tanto en el plano oral como escrito "no identificar el arte con la moda";[24] más bien su buen gusto trató de dirigirlo al público, desde toda su instencidad cultural multifacético, adaptado y enriquecido con los ideales sociales que aceptó y defendió desde su tribuna; tiene también en cuenta en su quehacer de sociólogo del gusto literario el concepto del tipoo que encarna un gusto, partiendo del conocimiento individual del arte literario en su tres variantes posibles: creador, apreciador y promotor del mismo, cumpliendo con la máxima de gustibus non est disputatum.[25]
Muchos lectores pudimos adoptar al respecto dos posiciones: la primera, aceptar el presupuesto del gusto en su lineas sin chistar como diría mi abuelo, o la segunda, emanciparse porque sobre eso no hay nada escrito; aunque muchos, según la formación que tengamos en nuestras manos y en nuestras mentes las fuerzas conservadoras del gusto: la escuela y la universidad, donde a veces se nos instruye con mayor o menor acierto sobre la comprensión de los valores artísticos del texto literario.
La Sociología literaria, con su variante específica de sociología del gusto literario, alcanza al escritor camagüeyano Luís Suardíaz en una unidad que comienza a establecerse desde: los principios y métodos donde se responde a dos interrogantes de mucha fuerza reflexiva ¿Por qué una sociología de la literatura? Y ¿cómo abordar el hecho literario?; y así responde cada una con la esencia de las esencias; la primera hablando de tres cosas: la relación de la literatura y la sociedad, el historial de la literatura en la sociedad y la existencia de una política editorial; y después pasar consecutivamente por tres acciones de la literatura en la sociedad: la producción, la distribución y el consumo, por la población de dicha literatura.
La primera acción que es producción literaria, permite ver al escritor en dos lugares: en el tiempo y en la sociedad. Así el escritor en el tiempo se debe presentar, — a nuestra manera de enfocar el problema —, en dos caminos de reflexión: el primero: Todos como en sí mismos... ; y el segundo: generaciones y equipos de escritores; por otra parte el escritor en la sociedad los muestra tres caminos de reflexión: el primero los orígenes del escritor en la sociedad y sus características, el segundo: el problema del financiamiento y el tercero: las particularidades del oficio de escribir.
La segunda acción es la distribución de la literatura que permite afrentar el circular de la obra de arte en sus momentos calves: el primero en el acto de publicar, con relaciones claves de publicación y creación, el desarrollo histórico del acto de publicar y, por último, la función editorial; el segundo se refiere a los circuitos de distribución...
<>La tercera y última acción es el consumo de la literatura, que permite valorar sus dos lugares, donde en realidad se puede precisar la sociología del gusto literario, a saber como espacios y como caminos de reflexión: el primero la obra y el público, con sus dos elementos claves: los públicos, y, el éxito; y el segundo: la lectura y la vida, que incluye en sí aspectos como: conocedores y consumidores, la motivación y las circunstancias de la lectura.
Y como el que busca encuentra, ese andar por la vida y obra de Suardíaz, me ha permitido llegar hasta un camagüeyano ilustre en las letras artísticas y periodísticas con una importante acción hacia el gusto literario de las grandes masas.
Notas de referencias
- Leving I. Schücking: "Sociología del gusto literario", Cuadernos de Arte y Sociedad, No 1, La Habana, Instituto del Libro, 1969, p. 7.
- Teoría Social Darvinista: referencia al social darwinismo que es una orientación reaccionaria en el seno de la sociología burguesa, basada en una aplicación seudocientífica del darwinismo para explicar las leyes del desarrollo social y las relaciones entre los hombres. Algunos representantes del socialdarwinismo fueron Lange, Ammon, Woltmann y Weisman que defendían la idea de la sobre vivencia social de los individuos fuertes y bien adoptados, mientras que los débiles sucumben.
- Robert Escarpit: "Sociología de la Literatura", Cuadernos de Arte y Sociedad, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1970, p. 9.
- Cfr. Camila Henríquez Ureña: Invitación a la lectura. Notas sobre apreciación literaria, Capítulo I, "El arte de leer", donde expresó: "... la literatura nos da una forma de conocimiento, forma diferente a la que puede dar la ciencia y la filosofía".
- Idea de Aristóteles para diferenciar la esencia de la influencia de la historia al presentar el pasado y la literatura lo que puede o no pasar.
- Robert Escarpit, Op. cit., p. 24.
- ¿Por qué esta postmodernidad que vivimos predomina el mal gusto en casi todo a nivel societal?
- Leving I. Schücking, Op. cit., p. 12.
- No como crítico puro, ni como historiador puro sino visto desde la óptica del sociólogo literario Escarpit que se confiere a "la ausencia de una verdadera perspectiva sociológica se aprecia incluso en los mejores manuales de historia literaria de tipo tradicional", Op. cit., p. 9-10.
- Política, jurídica, moral, filosófica, económica o artística.
- Leving I. Schücking, Op. cit., p. 16.
- Ferias del libro, concursos de la UNEAC en Camagüey, tertulias, Encuentros de Escritores camagüeyanos o conversaciones personales.
- A la literatura.
- José Ernesto Renan, uno de los representantes más característicos y de más valor de la crisis propia del siglo XIX; historiador, orientalista y filósofo, escritos admirable; riguroso como científico que sigue la corriente del positivismo. Vivió entre 1823 y 1892.
- Partiendo para ello de la Tesis del Primer Congreso del PCC sobre la creación artística literaria, donde entre otras muchas ideas se plantea que la Revolución cubana trabaja por liberar a la sociedad y al individuo de toda limitación de libertad, para ello se impulsará una literatura que "abra nuevos horizontes al genio creador del pueblo".
- Robert Escarpit, Op. cit., p. 30.
- Ibidem, p. 9.
- Escritor este que señalaba que: "La vedad es que un artista que exige que el puúblico lo aprecie tal como es, y solo tal como es, debe ser o un mdiuos o un necio engreido o alejado del mundo probablemente más lo segundo que lo primero. Exige demasiado. Todo necio, incluso el artístico, tiene dos lados. Los artistas más fértiles y más poderosos son los primeros en reconocerlo, puesto que tienen bien desarrollado el sentido de la proporción que equivale al sentido del orden. La falta de sentido de proporción es un rasgo distintivo de *petit maître. El artista sagaz, aunque se respete a sí mismo, respetará también a la idiosincrasia del público. Hacer ambas cosas a la vez es absolutamente posible". (*Pequeño maestro, "dios menor").
- Leving I. Schücking, Op. cit. p. 71-99.
- Todo ello porque el crítico debe sentirse como primus inter pares o lo que es lo mismo el primero entre sus iguales los espectadores.
- Que es una "secta" de conocedores profesionales que en muchos casos se apartan del sentido común con un fiat justicia, pereat mundus (Hágase justicia, húndase el mundo) o lo que es lo mismo el arte por el arte.
- Leving I. Schücking, Op. cit., p. 101-102.
- Estamos obligados a leer cualquier libro estúpido que la moda convierta en tema favorito de las conversaciones.
- Leving I. Schücking, Op. cit., p. 105.
- Sobre gustos no se puede discutir o De gustos no hay nada escrito.
Página enviada por Lázaro David Najarro Pujol
(23 de diciembre de 2006)
ELIÉCER FERNÁNDEZ DIÉGUEZ (Camagüey, 1961)
Poeta, narrador, investigador, ensayista y profesor universitario. Licenciado en Ciencias Políticas.
Miembro de la UNHIC, La Sociedad Cultural José Martí, La Fundación Nicolás Guillén, Los Talleres Literarios Zuly Jaspe Fondín, Nicolás Guillén.
Preside el Elisa Belén Boza Batista y el de Crítica y Ensayo "Alejo Carpentier" y el Proyecto Sociocultural "Hombres de Azúcar y Pólvora" con trabajo comunitario, docencia, investigaciones y revistas literarias como "Taller Segunda Época", "Letras dulces" y "Tinajón Virtual" para miembros de Talleres Literarios de Universalización y comunitarios
Se desempeña como Subdirector de la SUM Camagüey para Extensión Universitaria y Sedes en Prisiones.
Ha impartido Cursos, cursos de postgrados y Talleres de Literatura, posee más de 100 premios y menciones en concursos literarios y eventos científicos, ha publicado más de 50.
Está Concluyendo la "Maestría en Cultura" y tiene aprobado el tema de Doctorado "Diccionario de la Literatura Camagüeyana".