Wilkie Delgado Correa
Las cosas están cambiando para lo mejor. El hechizo y el engaño — que tanto han podido — con que han mantenido a los pueblos en perenne derrota, han sido rotos en algunos países de América Latina, y ayer en Ecuador. Los explotadores no pueden darse por sorprendidos de esta reacción de los pueblos — de este despertar — porque "ésos saben muy bien como lo pasa el pobre pueblo, porque viven y engordan gracias a la miseria humana", según afirmara W. Reymont, Premio Nobel de Literatura, en su novela Los Campesinos. Esta situación descrita, genera como conclusión, en voz de uno de los personajes de la obra, el vaticinio siguiente:
"¡Pero un día vendrá en que las cosas tomarán mejor camino: ya lo verás!"
Los explotadores han expoliado a los pueblos de mil formas, a las buenas y a las malas. Los han explotado con dictaduras, reyes, emperadores, y también los han explotado "democráticamente" con los votos en "elecciones libres y democráticas", que han sido, por supuesto, santificadas y certicadas convenientemente. Han utilizado el voto, hasta el mismo instante en que han sido derrotados, como el instrumento para el dominio sobre el pueblo. Así han ejercido la explotación con votos comprados, con votos forzados, con votos comprometidos, con votos falsos y fraudulentos, con votos engañados, con votos defraudados, con votos indiferentes, con votos no ejercidos. En fin, ¡han mantenido la usurpación del poder de tantas maneras, que pensaban que nunca los pueblos despertarían del marasmo.
En esta hora de América Latina y del mundo, el triunfo de la izquierda en Ecuador, es un reflejo de que la conciencia de los pueblos está alcanzando el umbral del sentido y ansia de la victoria verdadera. Nada pudo todo el inmenso caudal de riquezas acumuladas, ¿bien habidas?, y
el colosal arsenal de mecanismos electoreros de la politiquería a la usanza en la democracia representativa en manos del candidato de la plutocracia ecuatoriana, frente a la ola de resistencia. Se ha desplomado estrepitosamente el tinglado de las fuerzas reaccionarias ante la marea popular que al fin se ha desbordado.
Así ha de ocurrir en Venezuela, con la ratificación de Chávez y el triunfo indetenible de la Revolución Bolivariana.
Para los escépticos, para los indecisos, para todos los que en algún momento han dudado de la posibilidad del triunfo de las causas justas a favor de los pueblos, vale recordar las frases de Fidel sobre el triunfo de la Revolución Cubana.
"No creían algunos que la Revolución fuese posible, que la victoria fuese posible; pero la Revolución fue posible y la victoria fue posible".
Sí, hay que continuar la lucha y mantener la convicción de que "un día vendrá en que las cosas tomarán mejor camino", y de que la victoria ha sido y será posible. Esta hora se acerca indefectiblemente. Es cuestión de esperar y luchar con un sentido del momento histórico en cada país hasta que llegue, de manos del pueblo noble, generoso y soñador, un
futuro con mayor libertad y justicia. El día que sea posible conquistar toda la libertad y la justicia.
¡Ése día vendrá: ya lo verán! ¡Ya ha venido y lo estamos viendo!
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(27 de noviembre de 2006)
Dr Wilkie Delgado Correa
Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Medicas de Santiago de Cuba
