Luz Vázquez y Moreno, la bayamesa a quien se le dedicó la canción que desde el año 1851 perdura como símbolo del romanticismo en la música cubana, fue una de las mujeres mambisas que jamás se arrepintió de haber prendido fuego a su casa. aseguran algunos testimonios de la época, que la música y la letra se hicieron tan popular que los esclavos la tarareaban.
El músico Augusto César Odio expresa que La Bayamesa constituye la cima de un fenómeno musical, considerada como la primera canción romántica, clave en el proceso de la Nación.
Sus autores son Carlos Manuel de Céspedes, Francisco del Castillo y José Fornaris.
Luz Vázquez y Moreno, y Francisco del Castillo, formaban un matrimonio, bien llevado, queridos y respetados por sus amigos y vecinos. En la letra de la canción, se resalta la fuerza del gran amor entre los dos.
Algunos aspectos del acontecimiento que dio origen a la composición musical están por investigar; pero se tiene la certeza de que debido a incomprensiones entre ambos, un día se disgustó Luz, y Francisco quería hacer las paces, fue por ello, que pidió a Carlos Manuel y a Fornaris que le ayudaran para cantarle su amor y conquistarla otra vez.
Así entre los tres: Céspedes, Castillo y Fornaris, surgió la letra y la música de LA BAYAMESA.
Fue cantada ante la reja de la ventana cerrada en la casa de Luz, por el tenor Carlos Pérez, acompañado de una guitarra, mientras Francisco esperaba que abriera la ventana. La curiosidad y atención se apoderó del vecindario, más aún, cuando ella se asomó sonriente y feliz.
Tenían dos hijas, y después tuvieron cinco hijos más. Se conocen por sus nombres a Lucila, Adriana, Pompeyo y Atola. Luz Vázquez fue una mujer que sobresalía por su inteligencia y participación en las actividades sociales de la época. Descendiente de una familia acaudalada en la región, que poseía fincas y haciendas.
Se conoce que Atola participó en el coro de bayamesas que entonaron de manera oficial, por primera vez, el Himno Nacional, en el atrio de la iglesia parroquial Mayor.
Cuando se dio el Grito de Independencia por El Padre de la Patria, aquel 10 de octubre de 1868, Luz se encontraba con sus hijas en la casa. Francisco del Castillo había muerto en España. Su hijo Pompeyo unido a las tropas insurrectas, cayó en combate el día 20 de octubre de 1868.
En el mes de enero de 1869, cuando la Patria exigió un mayor sacrificio; Luz, fue una de las cubanas que prendió fuego a su hogar, antes que el ejército español se apoderara de la ciudad.
Salió con sus hijas Lucila y Adriana hacia el campo, mientras las llamas consumían paredes y ventanas, techos y puertas. Atrás quedaron los inolvidables días de la serenata, inspi.ación de enamorados, que se convirtió en leyenda y en himno del más bello romance.
Bayamo había sido incenciada, toda. Luz, se refugió con sus hijas en una de las fincas de la familia, situada en la serranía de Guisa. Tiempo después, cuando pudo regresar, sólo quedaba la cochera en aquel lugar que fue su hogar.
Ahí, con sus hijas enfermas de muerte, vivió los últimos días de su vida. Cuentan que nunca Luz se arrepintió de la decisión tomada al prender fuego a su casa. Ella es, como dice la canción, un sol refulgente.
La Bayamesa
No recuerdas, gentil bayamesa,
que tu fuiste, mi sol refulgente,
y risueño, en tu lánguida frente,
blando beso imprimí con ardor
No recuerdas que un tiempo dichoso,
me extasié con tu pura belleza,
Y en tus senos doble la cabeza,
moribundo de dicha y amor.
Ven y asoma a tu reja sonriendo,
ven y escucha amorosa mi canto,
ven, no duermas, acude a mi llanto.
Pon alivio a mi negro dolor.
Recordando las glorias pasadas,
disipemos, mi bien, la tristeza
Y doblemos los dos la cabeza
moribundos de dicha y amor.
Autores:
Letra: Carlos Manuel de Céspedes y José Fornaris
Música: Carlos Manuel de Céspedes y Francisco del Castillo.
Cantada por primera vez el 27 de marzo de 1851
Nota:
Algunos datos tomados del relato histórico de Augusto César Odio. La Demajagua
Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(19 de octubre de 2006)