Cuba

Una identità in movimento


Conjunto Folklórico de Cienfuegos: Del "Ilú Amí" al Cha cha chá

Luzdeibys González Forcades Antonio Enrique González Rojas


Unidos en un canto para fundar la vida, reyes y guerreros africanos encarnados en los jóvenes integrantes del Conjunto Folklórico de Cienfuegos, mostraron al mundo por estos días su fuerza y destreza en las tablas del teatro Tomás Terry; esa fue la celebración por su sexto aniversario y, quizás, el paso inicial para considerarlos mayores de edad en la danza cubana.

Los estrenos de las obras "Ilú Amí" y "Consagración", ambos del coreógrafo Yorgenis Danger, representaron la armonía acompasada de cantos, bailes, proyección escénica e, incluso, el vestuario. La exaltación por la vida, en la primera de las mencionadas piezas, refleja gran coherencia y realismo, pues "los guerreros" saben que son los primeros en cada paso de la obra humana y así lo demostraron.

En el caso de la "Consagración" toda la apoyatura artística fue eficaz y sin exceder los misterios y detalles de la religión ancestral, el lenguaje teatral ofreció claramente las maneras de la iniciación de un iyawó, que junto a la bella y peligrosa Oyá hacen de las suyas en el escenario; tambores y cantos respaldaron los movimientos, alejados de las meras técnicas y recreados con la fuerza de brazos y piernas, miradas y gritos, detalles imprescindibles en esos eventos de la vida.

En la otra mitad de este espectáculo, que respondió al título de "Danza de negros con alma de luz" y estuvo dirigido por Bárbara Lamí, relucieron los bailes populares de la Isla; habaneras, danzón, mambo, cha cha chá, pilón y casino; segmento con el que la compañía extiende el diapasón, asumiendo al pie de la letra la denominación de la palabra folklor, como "conjunto de tradiciones culturales y artísticas de un pueblo o región".

De vez en cuando hacen falta remembranzas de ese tipo, pues los ritmos actuales insisten en arrinconar las melodías de siempre.

Esta segunda hora contó con una sorprendente organicidad, coherencia dramática y vigor. Los integrantes del conjunto danzario, están evidentemente capacitados para imprimirle a sus cuerpos ritmos que van desde los afrocubanos hasta los bailes resultantes del mestizaje cultural que engendró la raza cubana. Complementó el espectáculo una agradable proyección de fotos y vídeos, insertados armónicamente como respaldo a cada coreografía, aportando información visual acerca de las épocas en que surgió cada baile.

Más que narrar, casi en detalles, los ires y venires de esos 35 artistas en el coliseo sureño, hay que compartir el pesar que los abruma, porque resulta poco alentador conocer las condiciones actuales del Conjunto para sus ensayos; el salón Minerva es el recinto de turno, pero no el definitivo, y sin embargo, esa es la única compañía profesional danzaria de la provincia dedicada a la investigación y muestra de las tradiciones legadas por los africanos en esta región del país.




Fuente: http://www.5septiembre.cu/



(03/11/2005)


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