Cuba

Una identità in movimento


La conga llegó

Omar Felipe Mauri



Lo mismo en Bejucal que en Regla, Centro Habana, Santiago de Cuba o Trinidad, se habla de la conga cada vez con mayor frecuencia.

Si bien no se trata de la resurrección de este género musical y danzario (puesto que nunca estuvo muerto), el creciente interés por la conga es un signo que no debe ignorarse ni dejarse a la obra del tiempo. Es un interés que se manifiesta tanto en los círculos profesionales de la música, como sobre todo en amplios espacios sociales donde convergen múltiples segmentos de la población.

Tal fenómeno pudiera asociarse a la cruzada que protagoniza la música cubana por el mundo. Nuestra música se mueve hoy en una gran ola como prueba de su calidad y originalidad en todos los campos.

Sin embargo, la conga es un fenómeno cultural, de convergencia e intercambio social con implicaciones más hondas que un disco, una gira o récord comercial.

Nada tan distante del espectáculo y el mercado como esa conga callejera, improvisada, sin otros propósitos que andar y divertir a cuantos se sumen a ella. Esa conga cuyos "piquetes" o agrupaciones no poseen siempre ejecutantes fijos ni la misma integración, sino que se forman e intercambian instrumentos y músicos según las circunstancias, es la conga que, aunque posee determinadas normas, se "compone" sobre la marcha y en las circunstancias de las fiestas, los defiles, la ocasión. En ella, además de apreciarse las excelencias del ejecutante (las improvisaciones del quinto), lo importante es mantener la cohesión, la íntimidad, el "empaste" de la interpretación.

Los ámbitos de existencia de la conga han sido siempre esos espacios de encuentro y suma social; en otra época, discriminada por la burguesía "nacional", y en otra, por las consideraciones erróneas de algunas instituciones "culturales". No obstante, desde su lejano origen del Oriente cubano, la conga conquistó la calle y el salón, el pueblo y la ciudad, y no dejó escenario sin contaminar con su febril entusiasmo.

Imposible verla entonces y únicamente como atmósfera sonora de los paseos carnavalescos y otras festividades populares y desfiles callejeros, ni tampoco signo incuestionable de nuestra identidad, que reconoce el mundo entero. Es sobre todo, un sistema de relaciones socio-culturales que nacen de una intensa simbiosis artística y cultural.

Para Vigo me voy,
Mi negra dime adiós

El actual interés por la conga debe interpretarse como una ampliación de esos caracteres tradicionales de encuentro y comunicación social, y especialmente de la revalorización de un hecho cultural con múltiples connotaciones.

Como otros géneros de la tradición musical cubana, la conga muestra nueva vitalidad y signos de transformación que comienzan por un interesante encuentro generacional — rasgo que siempre tuvo presente, pero que en los últimos tiempos estuvo desplazado hacia otras zonas de la música cubana —, y continúa con la reelaboración de algunos de sus elementos (fusiones y asimilaciones rítmico-melódicas).

La conga callejera, como fenómeno cultural socializador, es una permanente propuesta al encuentro y la liberalización del baile, que no está ligado a ningún canon coreográfico y se expresa de modo individual (raramente en parejas) tal y como lo siente el bailador. Sus posibilidades de expresar todo el movimiento, ritmo y gestualidad no tiene espacio en ningún otro género bailable.En esta sentido, la conga es una conexión increíble entre el cuerpo y el subconsciente. Quizá eso explique que la conga callejera "ni se aprende ni se enseña; simplemente, se baila".

La música, el baile y el canto (estribillos que repite el coro de bailadores en respuesta a un solista vocal o instrumental de viento: trompeta, corneta china y otras combinaciones) constituye una peculiar unión expresiva en nuestro contexto cultural.

Si tal fenómeno vive hoy un proceso de actualización y redimensionamiento con miles de individuos que habitualmente coinciden en los mismos espacios sociales, la conga está favoreciendo, a partir de la cultura, nuevos procesos de socialización e identidad que significa una barrera contra la globalización.


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