Pues ve y confiesa… es la solución… le doy vueltas al espejo y su imagen me dice ¿quién soy? ¿acaso tú lo sabes?
Crema irlandesa en el bosque... después, se romperá el silencio que tejió una linda amistad. Imagino la perfección: caricias del alma, el café con chocolate y un cariño constante... A mis pies, la mascota lo sabe todo y se aprovecha de mi timidez... y a la deriva siguen mis sueños. Si saliera algo mal… pierdo una amiga que logró que yo escribiera en los cristales aquello que llevo oculto muy dentro de mi ser.
Llego a mí en el momento preciso, me enseñó a sentirme cómodo conmigo mismo, me regala su sonrisa... Sé cuidadoso Alexander. No dañes su corazón, el tiempo lo dice todo, sé como la luna... espera, deja que se retire el sol.
Esto que siempre llevo en mi bolsillo no es una carta, ni siquiera la va a entender, aunque ya debo entregarla para no echar las cosas a perder. Un mago, la sacaría de la manga, y un cura me diría, haz lo que debas hacer, si es que te nace del alma.
No es tan fácil, existe algo especial, si se rompe el silencio, puede perderse el encanto... sembrar una rosa tiene su dulzura, si la cuidas y la dejas florecer. Es muy triste que algún día la corten para hacer un regalo y muera dentro de un papel de celofán. Y yo, que nunca tuve una amiga, ahora no la voy a regalar. No estoy ciego, ni soy frío, solo que llevo dentro, muy amarrado, mi destino, y no me puedo culpar; los golpes recibidos me han hecho guardar frases, y el grito contenido, es de valor, no de miedo, porque aguantar es más duro que echarse a llorar sin pensar.
Después de tanto pensar, cuando la vea de nuevo, seré el que siempre fui, su gran amigo… su admirador... y espero que un día, al retirarse el atardecer, la luna me dé una señal, para saber qué hacer. Aunque se corre el riesgo de perder… habré de seguir las estelas en el cielo.