Cuba

Una identità in movimento


Latinoamérica y las Antillas desde Toussaint Louverture, Bolívar, San Martin, hasta el periodo actual Castro-Chavéz

Tomás Coa Herrera


Se podría, sin dudas, objetar que la historia no se repite jamás, que dos siglo nos separan de los contemporáneos de Toussaint Louverture, que las condiciones mundiales de la vida y de aquellas sociedades se han modificados profundamente. Es cierto en una amplia medida, sobretodo sí en su conjunto proyectamos los diversos elementos de las dos situaciones, y los tomamos uno a uno en sus aspectos estático y cuantitativo. Pero se considera en la estructura general de estos acontecimientos y de los conflictos que ejercen la fuerza motriz se perciben de inmediato las similitudes, y la repetición de un drama gigantesco bajo una forma ampliada. Porque, esta vez, en su repetición, la historia no pasó de la tragedia a la fuerza. Al contrario, este es el caso, en efecto, y nos encontramos ante uno de estos casos, en donde por un periodo suficientemente corto — a cierta escala, porque se puede correr en uno o dos siglos o más, la historia no sólo se repite, sino que se resume terriblemente, y esto es lo que se conoció como tragedia, se representa, entonces, como una fatalidad. La crisis actual del sistema colonial, no es la caricatura de su progreso, de sus quebrantos y de sus desastres; es lo contrario, la exageración, el toque de cómo aplastar el destino y el fatalismo histórico

Es por eso, sin dudas, que la historia de la Revolución de Santo Domingo y de sus actores negros, mulatos o blancos, fue apenas evocada en la conciencia pública francesa y en los países europeos y en los Estados Unidos, después de 200 años, y fue de cierta forma impúdicamente ocultada, siguiendo la línea histórica del tratamiento de desinformación que han aplicado siempre, si se tiene en cuenta que ni en el 216 aniversario de la Revolución de 1789, ni tampoco el casi al bicentenario de la Revolución de 1848 y más de una centuria de la abolición jurídica definitiva de la esclavitud han sido puestos en el primer plano por la soberbia colonial y neocolonial francesa y el silencio cómplice de las metrópolis coloniales de ayer y de hoy.

Es que este gran acontecimiento, que fue la primera revuelta de esclavos victoriosa en la historia, dejó marcado por invencible conflicto en la conciencia burguesa, y también a menudo, por contagio en la conciencia obrera y popular. Sus circunstancias, sus crueldades y sus triunfos recuerdan cada día a Francia, España, Gran Bretaña y a Portugal demasiadas cosas, todavía demasiados problemas quemantes, avergonzantes de derrotas militares y políticas, de sanguinarias realidades de amenazas de corto término y como conclusión fatal la historia imperial, con la eufemística pretensión de atenuar sus recuerdos pasados y ocultar sus fracasos presentes.

En 1789, las dos terceras partes del comercio exterior de Francia se hacían con sus colonias antillanas, lo cual representaba el más grande mercado de la trata europea de los esclavos. La mayor colonia del mundo, orgullo de Francia y objeto de codicia de todas las otras naciones imperialistas, hacía parte integrante de la vida económica de entonces. Todo este conjunto descansaba sobre la labor de medio millón de esclavos en la isla de Saint Domingue.

En el mes de agosto de 1791 a los dos años de la Revolución Francesa y su repercusión en la isla los esclavos intentaron una revuelta. Su lucha duró doce años. Ellos provocaron y contemplaron paso a paso el descalabro de los blancos locales y de los soldados de la monarquía francesa, una invasión española, una expedición británica de cerca de 60,000 hombres derrotada militarmente y convirtiéndose en una pesadilla histórica para la soberbia Albión, un contingente francés con una cantidad similar, comandado por el General Emmanouel Leclerc cuñado de Bonaparte, quien también sucumbió en la empresa como consecuencia de la epidemia que afectó a una parte de las tropas galas. Las tropas elites napoleónicas, precedida de justificada fama en sus campañas europeas, fueron derrotadas en la "Batalla de Vertiere" el 18 de noviembre de 1803, lo que permitió la instalación del Estado Negro de Haití, el 1º de enero de 1804, él que se ha mantenido hasta nuestros días.

Esta ha sido la única revuelta de esclavos que la Historia registra con éxitos. Posteriormente, los obstáculos que Haití tuvo que enfrentar, testimonian la importancia de los intereses que estaban en juego; bloqueo económico de las tres metrópolis coloniales de la época, más de 30 años de no-reconocimiento diplomático como nación soberana, la imposición por Francia de una indemnización de 90 millones de francos, como compensación por los gastos de la guerra y la hostilidad de los Estados Unidos, por su gran temor al ejemplo negativo de la rebelión de los esclavos para las plantaciones sureñas. Las transformaciones de los esclavos, que antes temblaban por centenares frente a un solo blanco, ayer, fue un pueblo capaz de organizarse y hacer que las naciones europeas más poderosas de la época lo respetase, constituye ello una de las grandes epopeyas de las batallas y de sus éxitos revolucionarios más trascendente.

Es imposible escribir la historia de la Revolución Dominicana y la guerra de Independencia, que condujo a la Constitución de la República de Haití, sin perder de vista la evolución ulterior del mundo, y particularmente las gestas de las luchas independentistas en América Latina, llevada a cabo por los pueblo de la región y sus próceres fundamentales en el s. XIX y las revoluciones del s. XX, particularmente la Cubana y la Bolivariana.

Por supuesto, que tampoco este fenómeno puede desconectarse del desenvolvimiento de los acontecimientos contemporáneos de carácter económico, político y social que sacuden tanto a las naciones desarrolladas del primer mundo, del llamado norte, como los del sur; subdesarrollados y dependientes.

Al igual que los daños ocasionados a los ecosistemas cuyas consecuencias están afectando a todas las naciones del planeta, sin distinción alguna, también estos otros problemas de carácter socioeconómico y políticos, que son provocados por leyes globales y por las políticas imperiales por la dominación de los países independientes y el control de sus recursos naturales que han originados guerras y conflictos incontrolables que, igualmente, repercuten y tienen consecuencias catastróficas tanto para los países ricos como para los pobres. Como han demostrado las crisis monetarias, energéticas, el movimiento migratorio humano; el tráfico de personas, tanto el organizado por grupos mafiosos como el espontáneo, motivado este último por la desesperación económica de las poblaciones en los países del Tercer Mundo para ir a buscar mejores condiciones de supervivencia económica en los países capitalistas desarrollados. Un tanto acrecentada por causa de la obstinada y anacrónica política guerrerista de la actual administración norteamericana liderada por W. Busch, quien bajo el fundamentalismo de "un cristianismo capitalista-guerrerista" y "antiterrorista" ha arrastrado tanto a países capitalistas desarrollados como subdesarrollados a un periodo guerrerista y de inseguridad internacional, en guerras locales y regionales como en Afganistán e Iraq, por solo mencionar a las más recientes que han afectado la estabilidad política y económica de las naciones e incluso ha puesto en crítica inoperancia a los organismos y organizaciones del sistema de las Naciones Unidas. Y de toda la comunidad internacional. Y, han sumido a las naciones europeas capitalistas desarrolladas y a los propios Estados Unidos, en una derrota moral y política internacional que recuerdan, obligadamente, los acontecimientos internacionales durante la guerra de Vietnam. Provocando, además, al interior de sus países masivas protestas de amplios sectores, por el rechazo mayoritario a estas empresas bélicas con desastrosas y cuantiosas bajas de muertos, heridos y lisiados de sus propios conciudadanos y colosales perdidas económicas por gastos de una guerra cuya extensión de tiempo fue mal calculada y hoy día nadie sabe cuando y cómo terminará.

Además todo este estado de cosas ha dejado ver que el modelo del imperialismo está decadente y el presupuesto inicial del advenimiento burgués de la Revolución Francesa, con su ideario moral, ideológico y político ya está gastado y sepultado definitivamente. Reemplazado, además por políticas de fuerzas a la usanza tradicional y parece que tampoco lograrán con ello sus objetivos.

Por supuesto, que en el decursar histórico, en la llamada Indias Occidentales, tiene su comienzo con la independencia de las "13 Colonias Británicas", seguido por la Revolución Antiesclavista de Saint Domingue, que lideró Toussaint Louverture, particularmente, esta última generó ansías ciertas de independencia nacional y de lucha en solidaridad con las demás colonias de esta zona geográfica. Fue, precisamente, Haití constituido en el primer territorio independiente en nación gobernada por exesclavos en donde Bolívar obtuvo su apoyo moral y material para acometer su "Campaña Admirable" y lograr realizar su hazaña emparentada con la otra proeza realizada por el insigne patriota porteño José de San Martín (Sucre, O’Higgins y otros tantos) Ocasión esta en que dio luz al mundo su ideario latinoamericanista, como la patria común frente al voraz vecino del norte que

"...quiere crecer a costa de nuestras miserias y hambre..."

Este pensamiento filosófico y profético bolivariano, a pesar de todo el esfuerzo desplegado por Bolívar, no pudo fructificar, debido entre otras razones a que las condiciones políticas de la época y el nivel de conciencia aún no había alcanzado su necesaria madurez. Sin embargo, la idea fue cultivada y registrada por la historia, y diferentes generaciones de revolucionarios la tomaron como propia y un bolivariano de cuerpo entero, José Martí, CUMPLIMENTO su palabra y juramento de servir a ese principio y sentimiento latinoamericanista bolivariano, y entre los herederos de ese pensamiento la historia quiso que se encontraran dos hombres de excepcionales condiciones y firmeza política Fidel Castro y Hugo Rafael Chávez.

Correspondió a la patria de José Martí, la última en alcanzar la "independencia Nacional" en América Latina de instaurar un estado dependiente y dominado bajo la " Doctrina Monroe", fruto de la grosera intervención norteamericana en la casi ganada guerra de independencia contra España, después de más de 30 años de luchas y grandes sacrificios del pueblo cubano, con el establecimiento de una pseodorrepública cuyos gobernantes de turno subordinados directos del poderoso vecino del Norte, explotaban y masacraban al pueblo ante cualquier intento justo de protesta o rechazo al dominio imperial, y que más tarde fuera el primero en liberarse con las armas en la mano, mediante una Revolución Nacional Liberadora, que inició su ultima etapa de la lucha en el año del centenario del nacimiento de Martí con el asalto al Cuartel Moncada, el 26 de Julio de 1953, y aunque fracasó militarmente marcó el camino que después siguieron sus sobrevivientes liderados por Fidel Castro, quién al frente del yate Granma trajo la expedición de combatientes revolucionarios para re-iniciar la lucha por la libertad de Cuba, desembarcando el 2 de diciembre de 1956, internándose en las Montañas de la Sierra Maestra en el Oriente del Cuba, y con el ejercito Rebelde nacido ese día e incrementada su fuerza por el apoyo masivo de los campesinos, estudiantes y trabajadores constituyó un fuerte y aguerrido movimiento insurreccional nacional, tras heroica y encarnizadas batallas, que desplazara del poder a la genocida dictadura militar de Fulgencio Batista y Zaldivar instaurada 7 años antes por Washington en Cuba. El 1º de enero de 1959 Cuba fue libre y soberana como lo habían soñado Céspedes, Martí, Maceo y Gómez y tantos otros patriotas cubanos y extranjeros que habían participado en las luchas independentistas desde el 10 de Octubre de 1868. Los caprichos de la historia quiso que fuera coincidente en una misma fecha del triunfo con la otra Gran Revolución Haitiana, 155 años antes, el 1º de Enero de 1804.

Fue, precisamente, la Revolución Cubana, la que abrió el periodo fructífero de los sesenta, fecha que dio inicio a la etapa de liberación colonial y neocolonial del Tercer Mundo, contando a su favor con un escenario político internacional caracterizado por la estructura de dos bloques de poder, bipolarizándose la conducción de los eventos en la arena internacional por estas dos grandes fuerzas equilibrada: la URSS y el campo socialista de una parte, y los Estados Unidos y la OTAN de la otra, bajo el prisma de evitar la amenaza de una nueva guerra mundial, tal vez, la última del planeta por la concentración de enorme arsenales nucleares disponibles por parte de los posibles contendientes capaces de hacer desaparecer la tierra en varias ocasiones.

Por otra parte, para vergüenza y desafío ante el poderoso vecino del norte, Cuba era una de las neocolonias preferidas de los Estados Unidos, y ésta tenía una ubicación geográfica en la propia garganta del imperio, a tan sólo 90 millas de su territorio, algo demasiado insolente como para quedarse con los brazos cruzados. Y, fue precisamente, eso lo que hicieron los norteamericanos desde el mismo triunfo en 1959. Hostilizar, instrumentar mediante acciones públicas y ocultas todo género de agresiones, imponer el bloqueo económico, realizar incontables acciones desestabilizadores internas, promover aislamiento internacional con los países latinoamericanos, e intentarlo en el ámbito mundial, llevar a cabo guerras sucias cuya máxima expresión lo constituyen la organización de bandas contrarrevolucionarias armadas, sabotajes por agentes de la CIA y la agresión de Playa Girón. Además de implementar infinitos intentos de magnicidio contra los principales dirigentes. Todas estas acciones fracasaron, pero ocasionando un alto costo en vidas valiosas y en bienes materiales de esta joven y pequeña nación que puso más leña al fuego al declararse la primera en construir una sociedad socialista en el hemisferio occidental.

Pero, todavía le quedarían a la Revolución Cubana brindar ante el mundo ejemplos imperecederos de su audacia y firmeza, la "Crisis de Octubre" en 1962, o la Crisis de los COHETES, como se le conoce internacionalmente, y la otra por su vocación internacionalista simbolizada con las campañas de Comandante Ernesto CHE Guevara en Africa y en Bolivia, la ayuda internacionalista con tropas directas desde Cuba en Africa, en Angola, Etiopía, Namibia y otros países contribuyendo con sus tropas en el enfrentamientos bélicos directos contra las tropas sudafricanas hasta derrotarlas y posibilitar el fracaso de la estrategia imperialista y de la política del apartheid en Africa.

Con el aval de algo más de 10 años posteriores al derrumbe del campo socialista y de la URSS, Y del establecimiento del nuevo orden internacional matizada por una ferocidad extrema de las fuerzas imperialistas, cambiando la decoración política bajo el imperio de la fuerza, es decir mediante guerras abiertas con los empleos de sus tropas cual San Miguel Arcángel y amparado por una cortina de desinformación de los poderosos medios mediáticos internacionales también bajo su control y sustentado por un nuevo fundamentalismo guerrerista y cristiano. Pero Cuba continuaba aún de pié, enfrentando ese gran desafío, siguiendo su propio camino y su política, casi sola, sin ceder un ápice en sus principios y preparada para pagar las consecuencias y el precio de sus posiciones políticas e ideológicas y provocar al agresor bien cara su osadía en el intento de cualquier agresión.

Por otra parte, el escenario latinoamericano estaba matizado de una parte, por el agotamiento de los pseudo gobiernos democráticos, las luchas de confrontación armada conducida por las fuerzas revolucionarias y progresista que no podían triunfar plenamente, porque los Estados Unidos, no estaban en disposición de permitir una nueva Cuba. Centroamérica era un hervidero de lucha pero las correlaciones de fuerzas no dejaban espacio para concretar un triunfo como el sandinista, que después fue congelado en el poder, mediante una guerra intestina y medidas económicas impuesta por los Estados Unidos que no le permitieron llevar a cabo acciones de beneficio popular a un pueblo tan lleno de necesidades. En el cono sur, Chile, Argentina, Paraguay, Perú y más allá Brasil, eran desgobernados igualmente bajo modelos diseñados por los yanquis, una suerte de gobiernos democráticos, amenazados bajo cuerda, con la inmediata intervención de las oligarquías militares nacionales sí sólo se desviaban en un ápice de la línea que marcaba Washington, como ocurrió durante el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, en Chile.

Con toda Latinoamérica y el Caribe bajo un férreo control, de repente de la forma más sorprendente e inesperada, en Venezuela, bajo los efectos de las tradicionales estructuras electorales "democráticas" triunfa un joven oficial del ejército bajo una plataforma electoral bolivariana, ya tantas veces repetido antes, pero con la diferencia que él ya había intentado años atrás dar un golpe de estado. Su nombre, Hugo Rafael Chávez Frías. Sí bien sorprendió a todos los expertos incluyendo a Washington y a las propias masas y a las fuerzas revolucionarias del país, de Latinoamérica y del mundo, inmediatamente los Estados Unidos aplicaron dos políticas con la misma finalidad, para borrar este aborto político; neutralizar al joven oficial, corromperlo — hacer de él un nuevo elemento castrense favorable a los yanquis — o eliminarlo.

En su gran desafío Chávez tenía apenas dos opciones: someterse o desafiar a las oligarquías nacionales castrenses, petroleras, terratenientes, y las fuerzas de los partidos tradicionales comprometidos y corrompidos hasta la médula con las fuerzas económicas y políticas de los principales países capitalistas desarrollados, en primer lugar con los Estados Unidos, valientemente, escogió la más espinosa y peligrosa opción, llevar a cabo consecuentemente su plataforma política o seas el bolivarianismo.

Venezuela no era Cuba, una isla sin fronteras, tenía por todas partes fronteras, potenciales zonas geográficas de peligro, contaba además con una de las principales reserva de petróleo del mundo. En dos palabras, por nada del mundo los intereses creados iban a permitir y aceptar pacíficamente semejante aventura política.

Sin embargo, para desgracia del imperialismo y de las fuerzas reaccionarias, nuevamente, se hizo realidad lo que Martí, le prometió a Venezuela y a Bolívar, "...dígame en que servirle...", pero esta vez materializado, en la experta y aguerrida Revolución Cubana, personalizada en el Comandante en Jefe Fidel Castro, dispuesta a arriesgarlo todo junto, al precio del infinito y hasta las últimas consecuencia por el ideario de Bolívar y Martí, entonces se le dijo a Venezuela y a Chávez, que no estaba sola y que su lucha era la Cuba.

Fueron incontables las acciones revolucionarias y de beneficio popular las que se instrumentaron; campañas de alfabetización, cobertura de salud masiva por decenas de miles de médicos cubanos y personal paramédico, a amplios sectores de la sociedad que jamás habían recibido el más mínimo tratamiento médico, el Plan Milagro, que le proporcionó la visión a ciento de miles de personas, y curas a impedidos físicos e inválidos motores, planes educacionales masivos, organización de comercio popular con precios alimenticio accesible a los la población menos favorecida económicamente, ganándose con ello la confianza del pueblo venezolano, recobrando la fe y haciendo suya esta Revolución, y la batalla por la recuperación del patrimonio nacional, y de la otra parte, los enemigos de dentro, los vecinos siervos de los yanquis, y sobre todo desde el propio Washington, aplicaron sus viejas recetas empleadas anteriormente contra tantos países; Cuba, Chile, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Guatemala y otros, realizaron innumerables acciones contrarrevolucionarias para derrotar al joven estado. Pero el pueblo convencido de que el momento ansiado había llegado, sabía que eran tiempos de luchas y la historia estaba plagada de ejemplos imperecederos de que los venezolanos sabían pelear bravíamente frente no importa la dimensión y fortaleza del enemigo, hicieron fracasar cada reto; huelgas, sabotajes de todo tipo, referendo revocatorio, paro petrolero y un golpe de estado que puso en peligro la vida del líder bolivariano que había sido secuestrado, y la movilización del pueblo venezolano y las fuerzas armadas leales conjuraron esa asonada reaccionaria contrarrevolucionarias y obligaron a devolver sano y salvo a Chávez.

Cuba y Venezuela hermanada ante este nuevo desafío enfrentaron todos los obstáculos, y los pueblos de América Latina y las Antillas, expectantes al principio de una manera decisiva también tomaron parte en la lucha, consciente, de que también para ello el momento había llegado, alineándose con las ideas bolivarianas y contra las corrientes neoliberales orquestadas por la administración de Busch, movilizándose en grandes movimiento de masas contra el ALCA, demostrando su fuerza y destituyendo a gobernantes serviles y a los entreguistas de recursos naturales a las compañías foráneas y a los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial instrumentos todos de los principales gobiernos y sectores económicos y financiero de los países capitalistas desarrollados, particularmente, de los Estados Unidos.

Por otra parte, en las Antillas en el Caricom, los países asociados habían expresado un mensaje claro de unidad y su resuelto respaldo a Cuba, frente al bloqueo yanqui y su política aislacionista contra la isla, al acogerla en su seno. Cuba en reciprocidad estableció multifacéticas colaboraciones económicas, técnicas, de salud, educacionales, científica y deportiva, que crearon las premisas para que Venezuela después, con una parte caribeña en su territorio, integrase la estrategia de la gran unión del proyecto bolivariano de la América Latina toda y Las Antillas comenzando con Petrocaribe, sueños de Bolívar y Martí y de tantos otros próceres de la región.

Ahora bien, el panorama latinoamericano a 7 años del triunfo de Chávez en Venezuela, ha sufrido una considerable transformación en sentido positivo, ya que el escenario político era bien distinto, existen las corrientes progresistas y favorables a los cambios en dirección de la defensa de los recursos naturales de los países del área, una movilización activa de las masas que en más de una ocasión catapultaron del gobierno a gobernantes serviles y proclives a Alca, y a la alineación de las corrientes neoliberales. Victorias electorales de partidos no tradicionales o la aparición de nuevas figuras con orientaciones progresista y anti neoliberalistas.

Por otra parte, la contraofensiva integracionista llevada a cabo por Venezuela y Cuba con los acuerdos del ALBA, la constitución de PETROCARIBE, la concertación de diferentes iniciativas y cartas de intención promovidos por Venezuela con diferentes proyectos integracionista con Brasil, Paraguay, Colombia, Uruguay, Argentina, es decir con los países andino y con el cono sur, además de las Antillas. Se propuso llevar acabo la Operación Milagros a todo el continente cubriendo la atención de millones de pacientes en 5 años, por parte de CUBA y Venezuela. otorgar 100000 plaza para estudiantes de medicina de la región y otras novedosas iniciativas. El conjunto de todas estas iniciativas ocasionó de una parte la paralización de los acuerdos del Alca promovido por los Estados Unidos, y la agudización de las crisis políticas internas incluso en aquellos países que tradicionalmente han obedecido a Washington sin protestar. Sin embargo, que nadie se llame a engaños todavía a los Estados Unidos le quedan incontable cartas a su favor han sido siglos dominando la región, tienen viejos y nuevos colaboradores en las oligarquías terratenientes y en la plutocracia de oficiales de los más altos rangos militares, muchos de los cuales son agentes sembrados de la CIA y la mayoría fue entrenada en las academias militares norteamericanas y además la burguesía, todos capaces de colaborar ante cualquier plan norteamericano o antes cualquier error que cometan los pueblos y gobierno democráticos distanciados de Washington.

En resumen, de las áreas geográficas del mundo América Latina y el Caribe constituye en la actualidad una de las zonas de más atracción política internacional y de dificultades para la actual administración norteamericana, a pesar de su política de amenazas y de agresiones militares, lo que unido a los fracasos de las guerras en Afganistán e Irak, los daños en la economía norteamericana y los efectos desastrosos que ocasionó el huracán Katrina han puesto en seria crisis de credibilidad interna e internacional al presidente Busch y a los señores de la guerra norteamericano.

América Latina y el Caribe están, actualmente, de pié y como nunca antes sus pueblos quieren y hacen su propio destino e historia como planteaban y deseaban nuestros próceres. Como dijo el Che, en la Declaración de la Habana,

"... Ha llegado la hora de los hornos, esta Gran Humanidad ha dicho basta y ha echado andar y en su marcha de gigante ya no se detendrá nunca más hasta lograr su última y definitiva independencia..."



Lic. Tomás Coa Herrera
Historiador e investigador
Lunes 10 de Octubre de 2005


Cuba. Una identità in movimento

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