Cuba

Una identità in movimento


Francisco Javier Cisneros Correa: El ingeniero, el periodista, el patriota revolucionario

Joel Mourlot Mercaderes


Un día de abril de 1857, se presentó a examen de suficiencia en la única academia del giro existente en Cuba, y "aprobado que fui, recibí mi diploma" de ingeniero civil; nueve meses después, el rico propietario Miguel Aldama le dio la construcción de un ramal del ferrocarril de Matanzas, que realizó bajo su pleno liderazgo.

Así comenzó su brillante carrera de ingeniero civil, el célebre Francisco Javier Cisneros Correa, el séptimo hijo del matrimonio formado por el no menos ilustre jurista Hilario Cisneros Saco, y de María Concepción Correa Miyares, la hija del brigadier Sebastián Correa y nieta por línea materna del mariscal Fernando Miyares, ambos ex capitanes generales de la metrópoli española en Costa Firme (Venezuela).

Nació Francisco Javier — como su padre y su bisabuelo materno — en Santiago de Cuba, en su caso el 28 de diciembre de 1836; o sea, que a penas con 21 años de edad empezó a dirigir la construcción de vías férreas, labor en la que sobresalió por haber proyectado y ejecutado obras como los ferrocarriles de Cárdenas a Las Esperanza, de Trinidad a Sancti Spíritus, el del Oeste (Habana-Pinar del Río), de Remedios a Sancti Spíritus; además del muelle del puerto de Casilda, también en la jurisdicción espirituana; todo esto, dentro de su país.

En el exterior, fue un portento de la ingeniería en Colombia, donde acometió obras como el camino de hierro de Puerto Barrio a Medellín, considerado como una revolución de la ingeniería civil en aquella hermana nación, dadas las soluciones aplicadas a retos que parecían insalvables. También el ferrocarril del Cauca (costa del Pacífico colombiano), trunco a los 50 km . de su realización por causa de una revuelta militar, el tramo del ferrocarril de Girardot, desde la cabezada navegable del río Magdalena hasta Bogotá, así como parte del ferrocarril de La Dorado ; construyó y operó el tranvía de Barranquilla y canalizó la parte superior del Magdalena, para hacerle navegable.

El Perú también le vio en sus quehaceres constructivos, y donde igual inscribió indeleble su nombre y el de Cuba en los km. de rieles y traviesas tendidos por selvas y sabanas, lomas y hondones de la geografía extraordinaria del otrora país del incas.

Miembro de la Sociedad Americana de Ingenieros, desde mayo de 1872, lo fue, asimismo, de la Institución de Ingenieros Civiles de Londres (desde 1884), desde ambas organizaciones luchó denodadamente por desarrollar el transporte ferroviario de vía estrecha en los países pobres (especialmente los hispanoamericanos), como estrategia básica para un sostenido desarrollo económico.


El periodista

Cuando los propietarios habaneros se convirtieron del reformismo al separatismo, por fuerza de los reiterados engaños del gobierno de España, los más ilustres liberales de la capital, en marzo de 1868, decidieron aplicar la eutanasia a lo que había sido hasta ese entonces el vocero y símbolo del reformismo cubano: el periódico El Siglo en su lugar crearon el órgano La Opinión, luego El País, a cuyo frente colocaron a Francisco Javier, quien imprimió a sus páginas una propaganda tal, que el fervor de la juventud habanera por la revolución desde los días previos al 10 de Octubre puede atribuírsele en buena medida a El País, al punto de que el mismísimo capitán general Francisco Lersundi lo acusó de divulgar la doctrina revolucionaria y alentar la insurrección de los orientales.

Como periodista, fue el primero que estableció en Cuba una red de corresponsales en todo el país para su periódico, no obstante de ser un pretexto para crear agencias revolucionarias dirigidas desde La Habana.

Mucho escribió por entonces el joven ingeniero, como después lo hizo en el exilio, ora en los Estados Unidos, ora en Colombia o el Perú, en Francia e Inglaterra, con su obra culminante, en tal sentido, que fue "La verdad sobre los sucesos de Cuba", vibrante y viril defensa del derecho de los cubanos a luchar por su independencia, y clarificación de los principales sucesos de la contienda armada del 68, hasta 1871.


El patriota, el revolucionario

La lógica indica que debió ser desde antes cuando comenzó a sentir la necesidad de sacudir la dominación española en Cuba y a tener la convicción de que sólo podría lograrse por método revolucionario, pero no fue hasta el año 1865 cuando Francisco Javier dio a conocer su primer proyecto revolucionario con respecto a la Isla, con un plan de invasión concebido con su amigo Plutarco González.

En noviembre de 1868, proyectó y dirigió los alzamientos de La Habana (que fracasó por la premura de Agustín Santa Rosa) y de Vuelta Abajo (Pinar del Río), también malogrado por la inexperiencia de los encartados, razón por la que tuvo que huir hacia los Estados Unidos.

En esta vecina nación armó varias expediciones para auxiliar a los rebeldes cubanos, y en total trajo para ellos más de 18 000 armas largas, millones de tiros, cañones con sus parques respectivos, centenares de revólveres, pólvora, miles de espadas y machetes, tiendas de campaña, capas, numerosísimos materiales sanitarios y centenares de hombres, todo lo cual dio gran respaldo a la revolución en sus inicios, y por lo que Céspedes le otorgó el grado de general de brigada del Ejército Libertador.

Víctima de intrigas y muchas bajas pasiones, se apartó de la organización de los auxilios expedicionarios, y se fue a Colombia y al Perú, desde donde, sin embargo, continuó ayudando de alguna manera a la insurrección cubana.

En 1895, dio poderoso concurso a la revolución movilizando toda su influencia y recursos en Sudamérica, comprometiendo amigos para apoyar la lucha de los cubanos. Aportó un pequeño barco y un cañón; fue el agente oficial de la revolución en Francia e Inglaterra, donde hizo una intensa labor propagandística en favor de Cuba.

Quería para el período de la guerra un gobierno militar presidido por Máximo Gómez, con Maceo de vicepresidente, con los secretarios que ellos decidieran; aspiraba para la hora de libertad un gobierno republicano y democrático, de gran vocación humanista. Murió pobre, en Nueva York, en julio de 1898, a los 62 años, este gran hombre que dio Santiago de Cuba para todo el país, para América, para el mundo...


Fuente: http://www.sierramaestra.cu/esp/historia.htm

Periódico Sierra Maestra. La prensa de Santiago de Cuba


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