Cuba

Una identità in movimento

Vive la cultura afrocubana

Daima Cardoso Valdés



El grupo Añe Oñy ha pegado entre los rumberos por su autenticidad y entrega. Foto: Sergio ChávezUna experiencia única e irrepetible resulta la tarde del domingo en el patio de la UNEAC cuando la rumba nos recuerda que llevamos una mezcla de africano y español. Descubrir nuevas sensaciones buscando en la música el elemento unificador que nos haga más humanos, conscientes de que ella está en todas partes y nos rodea porque entra en nuestras vidas para ofrecernos alegría y bienestar, es un loable propósito de este proyecto, auspiciado por el Sindicato Provincial de la Cultura y la UNEAC.

Potencialidades tienen los cultores de la rumba que cada tarde de domingo ofrecen de manera gratuita a sus seguidores un espectáculo digno de la manifestación folclórica que defienden.

Concebido, quizás sin pensarlo, para un sector poblacional determinado de la sociedad pinareña, pudiera tenerse la errada idea de que es un sitio sólo para personas de la raza negra, pero en la práctica no es así. Aquí asisten todos aquellos que llevan la rumba en la sangre, aunque no es menos cierto que el factor africano fue determinante en la conformación de la actual identidad sociocultural de Cuba, y por ende está presente en las tardes rumberas.

Una gran interactividad se logra entre los artistas y el público. Su carácter expresivo está presente en la polirritmia sonora y en los tambores. Desfilan Eleguá, Ogún, Ochún, Changó, Yemayá, Obatalá, Oyá y San Lázaro.

Con gestos corporales demuestran su significado y los colores identificativos nos dicen en presencia de quién estamos. Es revivir la tradición ancestral de los orishas, pues ellos están allí, van de la mano de Alfredo Saavedra, Boris Israel Pola, Mayelín Izquierdo, Misael Gutiérrez, María Madera y María E. Arencibia, quienes agrupados bajo el nombre de Añe Oñy, y dirigidos por José Luis Cabrera, Pelencho, se encargan de mostrar que la rumba es toda una fiesta rebosante de vida y salud.

Obban Yoko, cuarteto conducido por Alfredo Rodríguez, el Indio, también forma parte del elenco artístico. Su acostumbrado saludo de sala malecu, malecu sala, repica entre las enredaderas que adornan el patio.


Comentan los rumberos

Osniel Ortiz Mena es un amante de la rumba y asiduo visitante a las tardes dominicales, quien desenfadadamente ayudó a esta reportera a entender en toda su dimensión lo que pasa en el patio y, además, ofreció su opinión para Guerrillero.

Varios han sido los visitantes extranjeros que han compartido con los pinareños durante los tres meses que ya tiene de vida El patio de la rumba. En esta ocasión el ciudadano norteamericano Roberto Gutiérrez, residente en Santa Bárbara, California, y quien ha visitado Cuba en dos ocasiones, nos dijo:


Cada domingo...

Amantes de la rumba que ya forman parte del espectáculo, como es Lázaro Iglesias Friol, el Lachy, quien se ha ganado por derecho propio el apelativo de rumbero mayor, está entre los asistentes que deleita al resto con sus cantos y sus expresiones en lengua bantú, que aunque breves son frases que se repiten infinitamente. La riquísima improvisación que él hace toma cuerpo e introduce variaciones melódicas y rítmicas de ilimitada creatividad.

El patio de la UNEAC, demuestra con su actuación dominical que la rumba cubana no padece de crisis, que sigue siendo una manifestación de raigambre popular, y sobre todo, que los pinareños con Alberto Javiqué como director artístico, continuarán dándole vida para que ella nos abra los caminos.


Fuente: http://www.guerrillero.co.cu/cultura/2003/diciembre/elpatiode_1.htm


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