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Cuba |
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Una identità in movimento | ||
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El Capitolio de La Habana, de los cubanos
Iris Hernández Rodríguez
El Capitolio de La Habana ha pasado a convertirse en uno de esos símbolos que distinguen a una ciudad, a un pueblo y su historia, tanto como la Torre Eiffel, el Coliseo de Roma o la Gran Muralla China, independientemente de complejidades arquitectónicas o tiempo de existencia.
Es este el segundo punto más alto de nuestra ciudad capital nacional — después de la Plaza de la Revolución —, según advierten los historiadores.
Los salones y pasillos acogen tesoros históricos, mientras los arquitectos aseveran que es esta una obra casi perfecta y clasifica entre los seis palacios más relevantes del mundo.
Entre 1926 y 1929 se desarrolló la construcción de este monumento, destinado en sus inicios al cuerpo legislativo de la república mediatizada.
Desde aquel momento y antes de su conclusión, se auguraba la excelencia constructiva, una cúpula al mejor estilo renacentista italiano y cobijaría una estatua de la República para la cual había servido de modelo una china- mulata cubana. Esa escultura del italiano Angelo Zanelli se dice que, por sus proporciones — superiores a los 17 metros de alto — es una de las más grandes del mundo bajo techo.
También de este artista son los grupos escultóricos a la entrada de El Capitolio. Son obras en bronce con pedestal de granito, la de la derecha representa la Virtud Tutelar y la otra, El Trabajo.
El Salón de los Pasos Perdidos sigue siendo una de las atracciones del lugar con su techo laminado en oro. Justo debajo de la cúpula se encuentra el diamante de 24 quilates que marca el kilómetro cero de la Carretera Central. Esta joya traída desde África ha estado vinculada con un escandaloso robo sin esclarecer totalmente, aunque se asegura que el original fue restituido.
La construcción de esa magnificencia que es el Capitolio costó al pueblo cubano 17 millones de pesos y el sudor de ocho mil de sus hijos. En 1940 sesionó allí la Asamblea Constituyente y se promulgó la Constitución, que constituye uno de los documentos más importantes de la historia de Cuba.
En ese sitio se velaron los restos de los expedicionarios del Granma, después del Triunfo de enero del 59 y desde 1962 sirve de techo a la Academia de Ciencias. En estos momentos sirve de sede al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, al Palacio de la Ciencia y ve pasar por sus amplios portones a centenares de turistas foráneos en busca de las raíces cubanas y de la belleza de su cultura.
Entre las prácticas pintorescas al visitar el Capitolio de La Habana, durante décadas se acostumbró a tomarse una foto al minuto en la base de la construcción. Luego, este hecho se asociaba únicamente con personas llegadas desde el interior del país y deseosas de testimoniar su paso por la capital. Hoy resulta una rareza a la que pocos se rehúsan, pues las cámaras se mantienen activas gracias al ingenio y casi “la magia” de sus dueños. La imagen parece un viaje a épocas pretéritas.
Fuente: http://www.tiempo21.islagrande.cu/Lectura/El%20Capitolio%20de%20La%20Habana,%20de%20los%20cubanos.htm Cuba. Una identità in movimento
Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia
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