Cuba

Una identità in movimento

Italo Calvino. En los verdes de Cuba

María Victoria Valdés-Rodda



"Nací bajo un cielo donde el sol radiante y el sombrío Saturno eran huéspedes de la armonía libre".

Del primer elemento no tuve que buscar referencias, la luminosidad diaria así me lo confirman, del astro nocturno tampoco, pues cada cierto tiempo percibo su tenue resplandor. Y de la libertad, qué decir, esa también me rodea en cada rincón de mi Isla. Mía, y la de muchos otros. Como lo sigue siendo de Italo Calvino, el autor de esos versos.

El niño Italo junto a su madre, profesora de BotánicaEn su primera novela, El sendero de los nidos de araña (1947), sin hacer una mención explícita reverenciaba, no obstante, su cuna e infancia: Cuba.

Nacido el 15 de octubre de 1923, este italiano antifascista y de pródiga pluma, reconocería años más tarde que la Estación Agronómica de Santiago de Las Vegas formó sus arterias y músculos. Nutrió su obra y pensamiento. Y de eso sí me vi precisada a indagar.


Hjo de un destacado agrónomo

Su progenitor, Mario Calvino, fue el precursor en Latinoamérica de numerosos estudios significativos sobre agricultura tropical, y en especial sobre la caña de azúcar. Desde La Habana, y en sus ocho años de estancia acá, desarrolló una amplia red de intercambios científicos, para seguir los pasos de otros ilustres especialistas del patio como lo fue Juan Tomás Roig.

Logró sentirse a gusto a unos 15 kilómetros al Sur de La Hababa, en una zona geográfica tan diferente a su San Remo de origen, por eso del campo, sus gentes y sus bellezas. Entre nosotros se aficionó a la esencia de vainilla, un renglón impulsado por él. Fue quien primero se dedicó en Cuba al cultivo de la morera (Morus multicaules, L.), la planta preferida por los gusanos de seda.

La frase favorita de Mario en la Estación era "Métase dentro", que quería decir, según Roig, algo así como "obsesiónese por el trabajo". Exigía un compromiso siempre del lado del deber, pero nunca del despotismo y esa entrega lo reconocieron sus compañeros de colectivo. Italo así lo aprendió desde edades tempranas.


El viaje de retorno

Una parte de sus estampas criollas, las finales, están muy relacionadas con el Oriente cubano, ya que en 1924, el niño Italo acompañó hasta allí a la madre, profesora de botánica, y al padre, quien intentó fundar en la localidad de San Manuel una institución similar a la de Las Vegas. Y aunque a la larga las letras ganaron la batalla, en un principio el reconocido novelista fue también agrónomo.

Del conjunto de sus recuerdos nos han quedado, asimismo, frases elocuentes impregnadas del color verde, el tono cromático más próximo y familiar para su mirada infantil. Al volver a Cuba en 1964, tras un prolongado período de ausencia, se sumerge de nuevo en las plantas y las enumera una tras otra.

La Dracena antigua, la Bixta aureliana de frutos aterciopelados, la Holskiolda sanguínea con flores complicadas... De esta manera, se las regala a Eva, su madre, en más de una carta, fechadas en La Habana entre enero y febrero de ese año.

Italo sale de este reencuentro muy fortalecido, más unido a su pasado, pero con pasos firmes de presente. Esa convicción todavía se siente y lee en algunos de los documentos guardados por el Museo de Santiago de Las Vegas. Entre los papeles atesorados está el acta de matrimonio, con fecha del 19 de febrero de 1964, de Italo y la argentina Esther Judith "Chichita" Singer. Se guardan, además, varias publicaciones y textos del musicólogo Helio Orovio, su amigo personal, dedicadas al genial narrador.

Al referirse al lugar de su simiente, le cuenta a la madre cómo su alegría se multiplicó al abrazar al "negro" (mote dado por él a uno de los trabajadores de Mario).

"Muy viejito, pero el mismo amante y conocedor de plantas. Con los mismos modales de siempre, ante el portón conocido…"

Le reitera lo bueno que había sido volver a "oler la tierra roja", "la lluvia tenaz", el "verde verde"... Volver al nido...

Pero su vida ya estaba ligada irremediablemente a un mundo mejor, al conocer a Ernesto Che Guevara dijo que era un hombre excepcional, ejemplo a multiplicar donde quiera. Y al dialogar en la Casa de las Américas con intelectuales cubanos ( por ejemplo, con Miguel Barnet o con Antón Arrufat) encontró muchos puntos de contacto sobre el arte y la cultura revolucionarios.

Para quien fuera un joven de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y luego un hombre de izquierda (militó durante algún tiempo en el Partido Comunista de Italia y fue redactor de su órgano de prensa L’ Unita), volver a Cuba lo encaminó hacia una parte de su raíz natural. Pero obtuvo más. Y nosotros también. •


A un amigo de Cuba

En Cuba se celebra el Concurso de Literatura Italo Calvino (1923-1985). Instaurado el premio desde 1999, éste reconoce, además de a los escritores cubanos, al impulsor de la llamada "literatura de los juegos combinatorios". Bajo su firma salieron, La sangre misma, Esperando la muerte en un hotel o la trilogía Nuestros antepasados.


Fuente: http://www.granma.cu/espanol/2004/junio/juev3/22italo.html


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

© 2000-2009 Tutti i diritti riservati — Derechos reservados

Statistiche - Estadisticas