Han transcurrido varias décadas y van quedando pocos docentes de los precursores cuando todo empezó a hacerse de una nueva manera, con la impronta de la Revolución cubana, acelerando el desarrollo con un concepto de masas, realmente con todos y para el bien de todos, como dijo el Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí.
Roberto Segre Prando, nacido en Milán, italiano y argentino por nacionalidad y cubano por vocación, es uno de esos ya pocos. Arquitecto muy joven, formado en la Universidad de Buenos Aires, llegó a Cuba en 1963, para cumplir una misión internacionalismo, respondiendo a la solicitud que hiciera la joven Revolución Cubana a profesionales dispuestos a colaborar con el país, en este caso, la nueva universidad que se gestaba. Se quedó y ha estado aquí hasta hoy. Novel y osado Asistente en un inicio, y experimentado Profesor Titular Consultante hoy. Cuarenta años de servicio a nuestra Facultad. Todas las generaciones de estudiantes de los sesenta a los noventa recibieron su influencia, siempre positiva en términos profesionales.
Fue desde entonces y es todavía hoy uno de los docentes más brillantes de nuestro claustro. Participó activamente en la vida cultural y social cubana. Fue señero en dictar clases, realizar investigaciones, dirigir publicaciones y escribir múltiples ensayos, artículos y libros. Su labor de publicista y promotor de la cultura arquitectónica — al decir de la profesora Eliana Cárdenas — forma parte inconsútil de su personalidad. Defendió dos Doctorados; uno en Arte en Cuba, y luego otro en Urbanismo en Brasil. Fue y sigue siendo un personaje carismático, muy controvertido por no ortodoxo y por su visión crítica y cuestionadora de fórmulas y preconceptos. Con gente a favor y en contra de su estilo y criterios sobre la realidad arquitectónica y urbanística actual, pero siempre desde una visión del Sur. Uno de sus grandes meritos en lo que a Cuba respecta es haber sido el primer difusor de la arquitectura cubana escala internacional y el historiador y crítico que más ha escrito sobre la arquitectura de nuestro país. Se hizo famoso en muy pocas décadas, con nosotros y entre nosotros.
Aunque desde 1994 tiene licencia de nuestra Facultad de Arquitectura para laborar en su similar de la Universidad Federal de Río de Janeiro; en el PROURB (Programa de Postgrado en Urbanismo), donde es un muy ilustre docente, se ha mantenido en contacto directo con Cuba y la Facultad, impartiendo cursos con frecuencia, organizando investigaciones conjuntas, y exigiendo siempre su cuota de participación en nuestras actividades. Su presencia hoy aquí es un buen ejemplo de ello.
Hoy es una de los personajes más significativos de la historia y la critica de la Arquitectura de América Latina. Segre es el arquitecto-conferencista-autor más prolífico que haya vivido en nuestra tierra, con numerosos e importantes libros y artículos publicados, con cientos de conferencias impartidas, figura obligada en importantes eventos de la profesión y docente en escuelas del ramo de nivel mundial, lo que lo ha llevado a ser un miembro prominente del grupo de los críticos de vanguardia de la región.
Ha sido reconocido por el estado y las instituciones cubanas, ostentando entre otras las Medallas por la Educación Cubana, por la Cultura Nacional, y recientemente el Sello 40 Aniversario de la CUJAE.
A este Segre que sigue aquí, que luchó por su derecho a estar entre nosotros, pudiendo sin riesgos ni cuestionamientos no estar, a punto de cumplir sus 71 años con espíritu joven y a los 42 años de haber llegado a Cuba, le reconocemos hoy, en este apropiado marco internacional, su largo y relevante servicio a la enseñanza y la critica de la arquitectura en Cuba, y su lealtad a la Facultad y a Cuba.
Muchísimas gracias Roberto, en nombre de tus compañeros de entonces, de tus alumnos, entre los que nos encontramos Eliana y yo, y de toda la Facultad de hoy. Muchas gracias por todos los conocimientos que has compartido con nosotros y por considerarte uno de nosotros mismos.
Prof. Dr. Arq. Ruben A. Bancroft H. y Prof. Dra. Arq. Eliana Cárdenas Sánchez
La Habana, 3 de Octubre del 2005.