Cuba

Una identità in movimento


El despegue de la Física en Cuba desde el triunfo de la Revolución[1]

Angelo Baracca


Este trabajo es un primer resultado de una investigación que empezó hace algunos años con la colaboración fundamental del llorado Dr. Fernando Crespo, el primer graduado de la Universidad de la Habana después del triunfo de la Revolución.


Un proceso original

Cuba ha logrado un desarrollo científico considerable, y el nivel de la enseñanza y de investigación en Física es muy bueno: el proceso de desarrollo de esta disciplina es muy interesante, y constituye un caso probablemente único en los países atrasados. Aunque al triunfo de la Revolución no existieran en el país actividades de investigación en física, estas se desarrollaron y alcanzaron un buen nivel dentro de un periodo muy breve, de unos 15 años. Podría pensarse que esto fue consecuencia de las relaciones y la ayuda de la Unión Soviética: en efecto es difícil subvalorar el aporte soviético (directo, y en la formación de físicos cubanos en la URSS) en este desarrollo, pero es fácil convencerse de que el proceso ha sido más complejo, y el resultado más original. En efecto es igualmente difícil subvalorar las contribuciones de físicos e instituciones de varios países occidentales a la actualización de la enseñanza y al desarrollo de la investigación en Cuba: hasta donde la homogeneización de la organización y de los enfoques científicos lo permiten, Cuba presenta rasgos de una escuela nacional y original.

No me extenderé aquí en los primeros pasos de la Física en Cuba, que se atribuyen al Padre Felix Varela (1787-1853)[2], ni en la situación precedente a la Revolución[3]. En el siglo XX la enseñanza de la física en la Universidad de La habana (UH) fue notablemente renovada y modernizada por Manuel F. Gran (1893-1962). La asignatura de "Física Teórica" era impartida por E. Badell (1895-1947) y, al fallecimiento de este, por M. A. Maseda (1902-1957), utilizando un texto de L. Page de física clásica, al que una traducción hecha por Marcelo Alonso[4] — el físico más actualizado en Cuba en la década de los cincuenta — añadió una parte limitada (40 páginas) de Física Cuántica.

En breve, aunque existiesen algunos buenos profesores, los cursos básicos tanto de física como de matemática sufrían de limitaciones fundamentales, entre las que se encontraba la ausencia de todo tipo de investigación.

En 1956 las actividades en la UH quedaron suspendidas frente a la brutalidad de la represión policiaca contra los estudiantes.


El triunfo de la Revolución y la Reforma Universitaria de 1962

La UH reabrió en enero de 1959, y se desarrolló un debate muy fuerte sobre la reorganización de la universidad, que abrió un proceso muy movido que llevó a la Reforma Universitaria de 1962. La Escuela de Ingeniería de la UH se enfrentó con problemas urgentes y con la necesidad de actualizar sus planes de estudios, y en 1961 introdujo una primera reforma y modernización de los planes de estudios, y con estos de los cursos de Física[5].

El movimiento en pro de la Reforma llegó en la Facultad de Ciencias más tarde que en Ingeniería, pero la carencia de recursos para la enseñanza de la física se manifestó como una limitación muy grave. Alonso introdujo algunas mejorías y nuevas practicas en los laboratorios, y tesis de grado de física moderna; al ser enviado a finales de 1959 como Asesor Científico por la OEA[6], no regresó a Cuba. Muy pocos eran los profesores que se quedaron en Cuba.

En 1962 se promulgó la Ley de la Reforma de la Enseñanza Superior en Cuba, en que se establecía

"... un nexo evidente entre el desarrollo de la economía y de la sociedad cubanas y la formación de científicos y técnicos" y "… la grande importancia de las carreras científicas y técnicas"[7].

Entre 1959-1960 y 1970-1971 la matrícula en las universidades creció en 10 mil estudiantes, mientras que en los siguientes 10 años el crecimiento fue de 155.000[8].

En 1962 se creó la Academia de Ciencias de Cuba, con el propósito de fomentar la investigación.


Primeros pasos de la Escuela de Física (1961-1966)

En diciembre de 1961 se creó en la UH la Escuela de Física; en las palabras de su primer director, R. Martí:

"... toda la nueva Escuela de Física cabía en la maleta del Director. Condiciones iniciales. Eran pésimas ... ni equipos de laboratorio, ni profesores, ni alumnos bien cultivados, ni instalaciones e inmuebles adecuados"[9].

Por falta de docentes se utilizaron alumnos del cuarto año como Auxiliares de Laboratorio. Se crearon laboratorios y talleres. Sin embargo los estudiantes dispusieron de los textos occidentales más actualizados que, debido al embargo, se reproducían en las Ediciones Revolucionarias. Con las pocas fuerzas que se tenían se trató de orientar la carrera

"... hacia las concepciones modernas de la Física, que son las de investigación y no las de la enseñanza"[10].

El esfuerzo para dar a la Escuela una estructura estable no pudo lograr el resultado esperado hasta el final de la década, pero se lograron algunos resultados preliminares importantes. Dos factores tuvieron grande importancia en este sentido. En primer lugar, en 1960 y 1961, salieron de Cuba los primeros becarios para formarse en la URSS.

Un segundo factor tuvo una relevancia inmediata: la presencia de muchos profesores extranjeros, en parte soviéticos, pero también de muchos otros países. A partir del año 1961-1962 muchas asignaturas fueron impartidas por profesores occidentales: algunos se quedaron en Cuba varios años. El francés Monet contribuyó a desarrollar un buen laboratorio de electrónica[11]. En 1962, entre otros, llegaron la argentina Dina Waisman y el norteamericano Theodore Veltfort, quienes hasta 1968 desarrollaron las primeras actividades de investigación en la producción de componentes semiconductores[12]. Veltfort adquirió un horno de crecimiento de cristales. La Academia de Ciencias propició una visita de dos meses en noviembre de 1964 de Veltfort y Waisman al Instituto Joffe de Semiconductores de Leningrado, donde ellos lograron información, literatura, y el envío de material básico para montar el laboratorio. Con muchas dificultades, se construyó el primer diodo de germanio.

Mientras tanto, venían desarrollando actividades de docencia y de asesoramiento muchos físicos soviéticos, aunque su actividad se concentró principalmente en la enseñanza, así que en los primeros pasos de la investigación la contribución de los físicos occidentales fue más relevante. Pero en esta fase los intentos de estructurar el plan de estudios se conformaron a modelos esencialmente estadounidenses.


La Escuela de Física en la segunda mitad de los sesenta y en los setenta

Un factor decisivo resultó el regreso en el año 1966 de los primeros licenciados en la URSS, quienes se incorporaron a la Escuela gracias a la gestión muy activa del Director, Hugo Pérez. Estos jóvenes, junto con los pocos graduados nacionales en ese momento, fueron los pioneros de la Escuela en su versión actual y produjeron un cambio cualitativo: se introdujo un plan de estudios semejante al de la Universidad de Moscú y se completó el cuadro profesoral con algunos graduados nacionales.

Es notable mencionar el hecho de que se abrió un debate muy fuerte sobre el tipo de física que era oportuno desarrollar en la Escuela, en conexión con las necesidades del país, y que desembocó en la elección de la física del estado sólido: al final de esa década, con el nacimiento del Instituto de Física Nuclear (IFN), las actividades en esa rama que se habían impulsado en la Escuela se extinguieron.

Otros eventos contribuyeron al desarrollo y a la elección de las líneas de trabajo de la física en Cuba. Hasta 1968 siguieron visitando la Escuela varios físicos "occidentales". En enero de 1968 se celebró el Congreso Cultural de La Habana, en que participaron varios físicos franceses (J. P. Vigier) e italianos (D. Amati, R. Fieschi, B. Vitale). En una discusión sobre el desarrollo de la física, teniendo en cuenta las posibilidades y las necesidades del país, los físicos presentes entregaron un documento en que desaconsejaban la actividad en partículas elementales y sugerían desarrollar la Física del Estado Sólido. Nació la idea de las Escuelas de Verano, que los físicos franceses e italianos organizaron en los cinco años siguientes, y jugaron un papel notable. Los franceses (G. Weisbuch, G. Lampel, J.M. Debever, B. Cocqblin, J. Cernagora, J.F. Jaquinot, J. Pollard, J.P. Pinceaux, J.P. Cervant, D. Bois, etc.) impartieron cursos de física de materiales y dispositivos electrónicos. Ellos traían aparatos y materiales y tuvieron una influencia importante en el desarrollo de la investigación en esta rama en Cuba: se logró información científico-técnica, se facilitó la recepción de físicos cubanos para entrenamientos en laboratorios de Francia, se lograron equipos con recursos cubanos burlando el bloqueo. Los italianos (Vitale, Preziosi, entre otros) en 1970 y en 1971 trajeron material y proyectos didácticos.

Además se desarrolló la colaboración en física de materiales entre la UH y la Universidad de Parma. Andrea Levialdi falleció en Cuba de cáncer, dando un curso, en 1968: el año siguiente se instituyó una "Beca Levialdi", que permitió a cuatro físicos cubanos de entrenarse en Parma. A mediados de los setenta la actividad en magnetismo en la Escuela de Física era bastante desarrollada, las técnicas de bajo contenido tecnológico ya se realizaban en Cuba, mientras que las más avanzadas se importaban de la URSS, o se conseguían en occidente a través de vías no convencionales. La colaboración entre la UH y Parma ha seguido, y ha permitido a unos veinte físicos cubanos entrenarse y superarse en Parma. En 1969 se firmó también un acuerdo de colaboración con Orsay.

Al final de esta década se fortalecieron los intercambios con la URSS. La colaboración con la Universidad de Moscú y el Instituto Ioffe de Leningrado, que antes no había cristalizado, se desarrolló y más tarde permitió la formación como Doctores de varios profesores de la Escuela de Física.

Lograda una "masa crítica", y en el marco de la estrategia del país de crear y aplicar tecnología, se hizo un gran esfuerzo para desarrollar la investigación, lo que imponía seleccionar la actividad. Se formaron los grupos de Dispositivos Semiconductores, Crecimiento de Cristales, Metales, y más tarde Teórica. En 1970 se graduaron muchos estudiantes, que completaron la base profesoral de la Escuela y de otras áreas [Instituto Superior Politécnico José A. Echeverria (ISPJAE), donde se formaban los ingenieros; Instituto Técnico Militar (ITM); Instituto Superior Pedagógico Enrique J. Varona, etc]. Se logró un buen nivel de los laboratorios docentes y se desarrollaron los talleres. En el año 1974 se había creado realmente un fuerte Instituto de Investigación y Docencia en la Física, con un fuerte perfil aplicado, pero con buenas bases teóricas: era uno de los centros prominentes en América Latina y tenía una trayectoria ascendente.

Al comienzo de la década de los setenta se empezaron a defender Maestrías en Cuba (unas 30 en la década), y salieron los primeros a doctorarse en la URSS.


La investigación en electrónica y microelectrónica

La actividad en la microelectrónica que se desarrolló en la Escuela de Física y en la Facultad de Ingeniería representó el primer caso de investigación aplicada de alta envergadura, con una fuerte vinculación al proyecto de desarrollar esta producción a nivel industrial y de hacer del país un leader en América Latina y en el mercado del Camen. En 1969 se fabricaron diodos y transistores de germanio por aleación. El intercambio entre los físicos de la Escuela de Física y los especialistas franceses en las Escuelas de Verano indujo el pasaje del germanio a la Tecnología Planar en silicio, creando en 1970 el Laboratorio de Tecnología Planar; las facilidades de trabajo se fabricaron en gran parte en la Escuela[13].

En 1969 se creó también en la Escuela de Ingeniería Eléctrica del ISPJAE un Centro de Investigación en Microelectrónica (CIME), con un plan de trabajo paralelo a lo en Física: non es fácil juzgar si fue un error, pero la competencia resultó ser un incentivo.

Los resultados fueron relevantes: se fabricaron dispositivos de silicio, hasta mediada integración (transistores MOS canal P y N, circuitos integrados MOS canal P, tetrodos MOS, circuitos integrados I2L, celdas solares)[14]; se realizaron estudios básicos y se publicaron varios trabajos en revistas cubanas (no se planteó en aquella época la publicación en revistas internacionales). Se llegó a realizar una planta piloto. Al final de la década de los setenta un plan de la Unesco estableció una colaboración muy fructífera entre el CIME y la Universidad de Toronto, que contribuyó a la formación del personal[15]. En un tiempo muy breve se había logrado un óptimo nivel internacional, entre los más altos en América Latina y entre los mismos países socialistas, con la sola ayuda de los franceses y de los canadienses, y sin conexiones en esta rama con la URSS. Mientras tanto había nacido el proyecto de realizar una planta de producción de dispositivos: una comisión visitó varios países de Europa Occidental, y al final se adquirió una tecnología española. En la realidad la fabrica nunca funcionó. Al final de la década se tomó la decisión de concluir esta actividad en la Escuela de Física, dejándola al CIME. Los especialistas pasaron a otros centros. La actividad de investigación en la electrónica decayó considerablemente.

Con los sucesivos desarrollos vertiginosos de la microelectrónica de alta integración, los esfuerzos de un país subdesarrollado en esta rama eran destinados a fracasar: pero en la década de los setenta varios países vieron en esta rama la posibilidad de reducir el "gap" tecnológico, y el caso de Cuba se destaca por su concepción general y su fuerte programación.


Otras actividades en física

Aún si la Escuela de Física de la UH representó en este periodo la institución más calificada en la física en el país, otros centros empezaron a desarrollarse. En 1970 se fundó la Escuela de Física de la UO, con varios profesores extranjeros, que al final de la década logró un buen nivel. En 1975 surgió en la Academia de Ciencias el ININTEF (Instituto de Investigación Técnica Fundamental), que fomentó la investigación fundamental de tipo orientado o estratégico (ultrasónica, relojes electrónicos de precisión, teoría de redes eléctricas, teoría cuántica de campos, holografía). En el Instituto Técnico Militar en el año 1973 se realizó al primer láser hecho enteramente por cubanos[16]. En la década de los setenta se desarrollaron los centros de educación y investigación en física nuclear. Al final de esta década cabe mencionar los 20 experimentos en el cosmos, realizados con la participación de unos 200 especialistas cubanos y efectuados en el vuelo espacial conjunto soviético-cubano (1980).

Resumiendo, después de la fase de formación básica en los años sesenta, ya en la década siguiente el sistema científico cubano logró su estructuración. Hay que distinguir dos tipos de desarrollos científicos en Cuba[17]. Por un lado Fidel Castro promovió directamente el desarrollo de investigaciones, como en las ramas Nuclear y Biomédica (Instituto de Biotecnología, Centro Nacional de Investigación Científica, CENIC). Otro tipo de impulso surgió independientemente, en la búsqueda de un perfil científico por los profesionales, a través de la Academia de Ciencias, el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (1976) y las Universidades. El esfuerzo del país se destaca por su carácter general y programado, a pesar de errores de evaluación y de organización, en parte probablemente inevitables, o por lo menos comprensibles. De estas bases surgió el pleno desarrollo de la ciencia cubana en los años ochenta. Esta maduración se logró en un tiempo muy breve, y con la colaboración decisiva en varias ramas con centros y especialistas occidentales, además que con los países del área socialista.


    Notas

    1. Los primeros resultados de este programa de investigación, que se está desarrollando, se publicaron en: A. Baracca, "El despegue de la física en Cuba desde 1959 hasta la década de los setenta", Revista Española de Física, Vol. 13, n. 4, 1999, p. 6.

    2. F. Varela, Instituciones de Filosofía Ecléctica para el uso de la juventud, 1813; Lecciones de Filosofía: los tomos III y IV (1819,1820) tratan sobre Física y Química.

    3. Puede verse mi articulo "El despegue de la Física en Cuba desde 1959 hasta la década de los setenta" en Revista Espanola de Física, 13 (4), 1999, p. 6.

    4. L. Page y M. Alonso, Tratado de Física Teórica, Cultural s. A., La Habana, 1945.

    5. J. Altshuler, "La especialización en telecomunicaciones y la reforma de 1960 del plan de estudios de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Las Habana", en Estudios de Historia de la Cinecia y la Tecnolgía, 1989, pp. 11-49, Editorial Academica, La Habana, 1994, y "Visión retrospectiva de un momento de la enseñanza de la física en Cuba", en Taller Iberoamericano de Enseñanza de la Física Universitaria, La Habana, Enero 1997.

    6. Boletin Oficial Universitario, 1959, p. 264; 1960, p. 1258, y 1275.

    7. La Reforma de la Enseñanza Superior en Cuba, 10 de Enereo de 1962.

    8. Ministerio de Educación Superior de Cuba, Catálogo 1997, p. 14.

    9. Para estas noticias: Memorando al Rector de la UH por R. Martí y F. A. Jenkens, 14 de deciembre 1962, Archibo personal de J. Altshuler.

    10. Memorando citado.

    11. C. Monet-Descombey, "Orientación posible del Laboratorio de Electrónica de la Escuela di Física", plan presentado en Junio de 1963.

    12. Las noticias siguientes son sacadas de la comunicación de T. Veltfort al Simposio de la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y de la Tecnica, La Habana, febrero 1998.

    13. A. Cerdeira, entrevista y notas escritas.

    14. O. Arias, "La microelectronica: breve panoramica historica sobre su desarrollo y estado actual en Cuba", Conferencia sobre el Centenario del Electron, La Habana, 1997.

    15. O. Martínez, entrevista.

    16. E. Pedrero, J. Altshuler, entrevistas.

    17. H. Pérez, entrevista.


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