Fernández, Áurea Matilde: España. Franquismo y Transición (1939-1982), Editorial Sociales, La Habana, 2002 (224 pp.)
Leonor Amaro Cano
Aunque se me ha pedido algunas consideraciones acerca del libro España. Franquismo y Transición, (1939-1982), mis primeras palabras las quiero dedicar a la autora de la obra. Innegablemente, Áurea Matilde Fernández no necesita de presentación en el ámbito académico universitario. Aquí es bien conocida por su labor docente, en la dirección de Departamentos, del Vicedecanato de la Facultad de Humanidades, y por su capacidad organizativa en grupos de investigación, eventos internacionales, en la Unión de Historiadores de Cuba, y hasta en la empresa más reciente, frente al equipo de historia universal en el proyecto cultural "Universidad Para Todos"; en fin, una vida dedicada a la docencia y en especial al desarrollo de la enseñanza de la historia en la Universidad de La Habana. Todo ello obra de una mujer nacida en Asturias y radicada en Cuba, no como visitante sino como exiliada que durante casi 40 años ha brindado y compartido sus saberes con sus alumnos y colegas, a través de sus libros y en sus múltiples cursos, los que se iniciaron en la Escuela de Historia en 1966; aprovecho para aclarar la fecha porque en el libro aparece 1996, dato que sin duda Áurea agradece, pues este pequeño error casi la ha convertido en una joven adiestrada del Departamento de Historia.
Pero el comentario del libro debe ser algo más. Hagamos de ello un "mínimo" de trabajo para discutir la historia que se hace, como bien reclama el grupo Manifiesto Historia A Debate(1); mucho más al tratarse de temáticas históricas que en España sirivieron para legitimar el poder falangista. Allí, salvo honrosas excepciones, la literatura histórica, indica el premiado profesor de la Universidad de Zaragoza,
"... fue el producto de la degradación profesional, del servilismo de los historiadores franquistas, y una parte del proceso de implantación de la hegemonía de las clases vencedoras en la Guerra Civil"(2).
Sin tener que acudir a otros motivos – que son numerosos y bien cercanos a los cubanos –, este comentario puede producir el intercambio que se desea.
Gracias al esfuerzo de la Editorial de Ciencias Sociales se hizo posible que la Feria Internacional del Libro realizada en La Habana en el 2003, presentara al público este nuevo título: España. Franquismo y Transición, que junto a la obra editada en 1993, Segunda República y Guerra Civil, evidencia la profundidad del conocimiento que la doctora Áurea Fernández posee acerca de los tres procesos y acontecimientos mas importantes del siglo XX español.
Para referirme a la obra voy a respetar la propia división hecha por la autora. Comienzo entonces por el Franquismo. En esta parte se hace innegable, que la autora es ante todo una maestra. El sentido didáctico presente en la organización de los temas y la exposición de los diferentes factores que actuaron en la etapa del dominio franquista, evidencia su interés por lograr una explicación coherente de los hechos esenciales, sin que por ello pierda profundidad el análisis del tema, ni se deje de tratar cuestiones no sólo interesantes sino necesarias, como son los estados de opinión, la mentalidad de la época, el comportamiento de la vida cotidiana, cuestiones estas que no siempre pueden corresponder a la realizacion humana material de una época, bien objetivada, sino a otras del plano subjetivo e íntimo del hombre como sujeto histórico.
El Franquismo como tema histórico puede considerarse en nuestro medio nada controvertido, en tanto condenable como régimen dictatorial. Sin embargo, no podemos desconocer que la realidad de España cambió en un sentido favorable, y que Áurea deja bien esclarecidoo al plantear que:
"... en los casi cuarenta años de dictadura se habían producido profundas trnsformaciones en la estructura económica y social, que contribuyeron a despejar algunos conflictos con los que tuvo que ver la segunda república".
Contribuyendo al etudio de la época, la autora concentra su análisis en los siguientes problemas: la tierra, la relación Iglesia Estado, la estructura social, el Ejército como fuerza política, la situación internacional y los movimientos nacionalistas.
Es bien significativa la objetividad de la autora al repensar cada uno de los hechos que caracterizaron la realidad política de España luego de terminada la Guerra Civil. Al respecto me vienen a la memoria algunas de las explicaciones que recibí del dr. Carlos Fontanellas. En sus clases de Historiografía General era costumbre valorar obras históricas, y en ellas nos advertía la importancia de tener presente, no sólo los acontecimientos, la época en que estos se producían, sino también el autor, en tanto intérprete de los hechos. Y hago conscientemente este desliz, porque en el caso que nos ocupa, no podemos olvidar que Áurea Matilde Fernández fue también víctima del Fascismo, ella es pues representante de los vencidos de aquella época. Y, desde esa posición es bien difícil despojarse del dolor y del resentimiento.
Sin embargo, Áurea ha logrado trascender el yo, y ha hecho apreciaciones de aquellos acontecimientos no imparcialmente, en tanto compromiso político, pero sí con pulcritud, ha sabido distanciar la pasión para lograr un mayor acercamiento a la historia auténtica, la que Paul Valéry llamó Historia con H mayúscula. Por eso no teme evaluar los cambios que fueron produciéndose en las fuerzas republicanas, y se aleja de los juicios de un triunfalismo rígido, al precisar que terminada la Guerra,
"... la oposición también varió su forma, y hasta su contenido, a través de los casi cuarenta años de duración del Franquismo"(3), mientras "... los grupos del exilio pasaron a un segundo plano o, finalmente, se desintegraron(4)".
Se puede decir que en todo momento prima el equilibrio en la información, apoyándose constatntemente en una variada bibliografía. Todo esto hace suponer que la autora sigue compartiendo el criterio de Pierre Vilar, famoso hispanista – con el cual pudo intercambiar criterios –, de que
"... la historia es el único instrumento que puede abrir las puertas a un conocimiento del mundo de una manera si no científica por los menos razonada"(5).
Para el filósofo alemán, Dilthey, la vida humana es la mezcla confusa del azar, el destino y el carácter. La casualidad despojó a Áurea de una familia feliz; la providencia hizo que el "Orinoco"(6) la trajera a Cuba; y, su signo, entendendido como energía y personalidad, le ha permitido hacer una historia, su propia historia, con toda la dignidad del magisterio que tuvo por herencia. Tal vez la han ayudado los años, el distanciamiento de lo ocurrido, y su personalidad, en la cual la serenidad y el equilibrio son elementos notables. Cualquiera que haya sido la causa, la sitúa en un lugar destacado en la bibliografía del tema, sobre todo si se tiene en cuenta que ha sido escrito desde Cuba y con un objetivo espléndido, el de contribuir a la formación de nuevas generaciones de historiadores.
No quiero extenderme, pero no puedo tampoco dejar de mencionar otras cuestiones positivas de la obra como es la contextualización de los hechos. Desde el principio hasta el final se conjugan en el análisis lo particular de España con la situación internacional, que favoreció a Franco en tanto pudo mantenerse tantos años en el poder. Las referencias bibliográficas son otro aspecto a resaltar. Áurea une criterios, enlaza consideraciones, incorpora las voces de muchos historiadores especialistas del tema y de la época, críticos procedentes de los medios de difusión y hasta la producción literaria para alcanzar el esclarecimiento necesario que requiere un estudiante o un interesado en el tema. Si se tratase de una clase, no habría ninguna duda al calificarla como clase magistral, entendida como explicación integral.
La segunda parte del libro aborda la transición, y la propia definición hace muy sugerente el tema, sobre todo si sabemos que en cuba también se habla de un período igual. Áurea precisa que tratará el proceso de transición de la dictadura franquista a la monarquía parlamentaria. No hay ninguna alusión a otros procesos, por cierto bien interesantes, pero no es el interés de la autora. De todas maneras, sigue siendo atrayente reflexionar en las semejanzas y diferencias de estos procesos ocurridos en otros países bien diferentes en cuanto a estructura social como puede ser china, Viet Nam o Cuba misma, sobre todo en aquellas cuestiones referidas a la liberación en el plano económico, el incremento de los servicios como fuente de acumulación de capital, el uso de las remesas para lograr algunos financiamientos estatales y también ¿por qué no?, los problemas que presenta la teoría marxista, en tanto marco teórico del socialismo y de los partidos defensores de este proyecto.
Pero volviendo al oficio del historiador, esta parte de la historia española abordada por Áurea cae en otro campo del debate histórico, en tanto ella trata dos temas de la contemporaneidad, y ya sabemos que no todos los historiadores consideran que el presente humano es susceptible de conocimiento científico. Para muchos, como bien ha dicho Marc Bloch, esto se hace como un lujo, y ello ha provocado casi una división entre los amantes de Clío,
"... por una parte, un puñado de anticuarios ocupados por una dilección macabra en desfajar a los dioses muertos; y por otra, los sociólogos, los economistas, los publicistas: los únicos exploradores de lo viviente..." (7).
En esta parte del libro Áurea logra comunicar el ritmo acelerado que tuvo la transición política en España. La ausencia del análisis económico no nos puede sorprender. Tanto los cambios en la política económica, sus aciertos y errores como el balance de la economía española están en proceso de elaboración. El propio José Figueras, siendo Presidente del Consejo Superior de la Cámara de Comercio de Barcelona, dijo en una de sus conferencias que
"... en política como en economía resulta sumamente peligroso vivir de cómodas ilusiones – que adormecen la vigilancia y relajan el esfuerzo –, pienso que son tan negativos – y tan próximos los unos de los otros – los encantamientos como los desencantos. Y estoy convencido de que hay que conocer las realidades, todas las realidades, pero sobre todo las menos gratas..."(8)
No obstante Áurea, con datos de más de 10 años de actualidad apunta aquellos aspectos que no pueden desconocerse, como es la integración a la Comunidad Europea, las nuevas exigencias de la postindustrialización y el fenómeno de las nacionalidades, problema que se presenta en toda Europa como la "deconstrucción" de las naciones que se organizaron en el Siglo XIX, como exigencia política del capitalismo industrial.
El relato hecho por Áurea tiene la virtud de atrapar al lector, como si estuviera viviendo los cambios supersónicos que se dieron en España luego de la muerte de Franco. Leyendo esta parte, como si fuera una novela de acción, recordé las palabras del doctor Sergio Aguirre, en la presentación del libro de Áurea Cuba-España (1868-1898), cuando afirmó que la autora tenía dotes de periodista, y por ello lograba un mensaje bien ameno. Comentario periodístico, análisis coyuntural y alusiones sugerentes a personalidades y conductas de grupos y partidos despiertan interés por buscar más información.
Volviendo a la sugerencia con que iniciamos estas páginas, otros aspectos del libro pudieran ser planteados para un debate, para un buen ejercicio académico que es lo que contribuye al desarrollo intelectual, al intercambio y por ende, al pensamiento. Invito pues a leer España. Franquismo y Transición, tanto a profesores y estudiantes para pensar y repensar la historia. Estoy segura que si consultáramos al profesor Calviño, nos diría: ¡vale la pena!.
A Áurea, en nombre de sus antiguos alumnos, muchos de los cuales ya hemos leído el libro, me queda solo decirle: muchas gracias; también a la Editora Ciencias Sociales que en poco tiempo hizo posible la presentación del libro. La seriedad de sus editores se puede apreciar a través de toda la obra, pero subrayo un aspecto, el cuidado de las notas aclaratorias, que tanta falta hacen para situar y esclarecer términos y conceptos, muchos de los cuales tienen su propia historia. Para terminar, hay que dejar dicho y escrito para el mañana que esta edición se hizo en el Período Especial, término que para nosotros los cubanos de hoy no requiere explicación, lo vivimos y lo sentimos, pero dentro de 50 años o tal vez menos, muchos historiadores, producirán múltiples evaluaciones, y discutirán ampliamente, de ahí la riqueza de la historia.
Ciudad de La Habana, Marzo del 2003
Notas
- San Martín, Israel. Manifiesto Historia Debate. HTM. (20/01/2000).
- Pasamar Alzuria, Gonzalo. Historiografía e ideología en la postguerra española: La ruptura de la tradición liberal. Universidad de Zaragoza, 1991, página 347.
- Fernández, Áurea Matilde. España. Franquismo y Transición (1939-1982). Editorial Sociales, La Habana, 2002, página 52.
- Idem, página 97.
- Vilar, Pierre. Iniciación al vocabulario del Análisis Histórico. Editorial Grijalbo, Barcelona, 1980, página 9.
- Entrevista a Áurea. En Francos Lauredo, Aurelio. La Memoria Compartida. Asturianos en Cuba. Azucel. España, 1992 (pp. 151-171).
- Bloch, Marc. Apología de la historia o el oficio del historiador. Fondo Editorial Lola de Fuenmayor y Fondo Editorial Buría, Caracas, 1986, página 75.
- Figueras Bassols, José María. "Perspectivas sobre el furturo económico". En Fenómenos de crisis y futuro de España. volumen 3, Unión editorial. Madrid, 1981 (pp. 129-145), página 129.
Artículo enviado por Jesús Guanche, Fundación Fernando Ortiz, La Habana (Cuba)
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