También nosotros hemos recibido, en estos años, el llamado apremiante de esa imagen que nos gritaba hace un momento desde la pantalla. Hemos tenido el inquietante privilegio de ver nacer un arte nuevo delante de nuestros ojos: el arte digital en Cuba.
Esta presentación se propone compartir con ustedes la maravilla de ese hallazgo colectivo que ha encontrado su espacio, para quedarse, en los vastos y diversos territorios de la cultura cubana y compartir, al mismo tiempo algunos comentarios urgentes sobre la relación viva que se establece entre el arte digital, el diseño comunicacional y otras áreas afines en estos tiempos en que las fronteras entre los géneros y lenguajes tienden a difuminarse. Celebramos esa fuerza creadora que desmantela los compartimentos estancos y las visiones pre-establecidas de las academias mientras añoramos que otras fronteras mayores desaparezcan también en su día para reencontrar al ser humano en su vocación integradora y verdaderamente universal.
Los momentos iluminadores y tensos de irrupción y ruptura en el terreno de la creación artística siempre concitan opiniones y posturas diversas que van desde la aceptación acrítica hasta el rechazo prejuiciado. Así sucedió cuando aparecieron la fotografía, el cine silente, el cine sonoro, el video, pero en nuestros días la vertiginosidad de los hallazgos tecnológicos en los que se afincan esos nuevos caminos expresivos resulta alucinante y en ocasiones avasalladora.
Por ello, cuando nos lanzamos a la dulce aventura de iniciar los salones y coloquios de arte digital en la Habana en 1999 propusimos este lema audaz y esperanzado: una apuesta a favor de la imaginación y la belleza — conceptos, categorías, sensaciones imprescindibles para la existencia del ser humano en todas las épocas y más aún en los tiempos inciertos que se viven a nivel planetario. Ese lema fecundo se asentó en la convicción de que era necesario convocar a los talentos posibles y abrir nuevos espacios — como ya habíamos hecho en otras áreas de la creación artística, como la nueva trova — desde los presupuestos indispensables de la libertad y la participación.
Los salones y coloquios han ido creciendo desde su fundación: de una treintena de participantes nacionales en 1999 a más de 140, en categorías diversas, en la edición de este año. La convocatoria internacional iniciada en el quinto salón ha reunido a más de 400 artistas de 42 países.
Lo hemos hecho desde nuestra condición de centro cultural de muy modestos recursos tratando de hacer bueno un lema nacido en la brega cultural diaria: "somos un centro pobre pero honrado", que busca en la creación cultural cotidiana los misterios de esa "pobreza irradiante" de la que nos habló el gran poeta José Lezama Lima. Felizmente hemos contado con la ayuda de instituciones amigas y sobre todo con el respaldo de la comunidad creciente de artistas digitales aquí y en otros países.
Obsesionados por el tema de la memoria en estos tiempos en que se hacen llamados imperiosos (e imperiales) a la amnesia generalizada a través del ejercicio de la superficialidad en los medios de comunicación, comenzamos a transitar, desde momentos tempranos en la cronología insular, por las llamadas autopistas de las nuevas tecnologías para ofrecer los resultados culturales de estos salones digitales (y de otros proyectos que desarrolla el Centro Pablo) a los internautas en muchos rincones del mundo. Publicaciones, exposiciones, documentales y otras obras audiovisuales han acompañado esta estrategia que se rebela contra los fatalismos de la insularidad y se enfrenta al bloqueo casi cincuentenario que se impone a la Isla desde el exterior y a los bloqueos mentales que a veces genera la avasalladora presencia y el desarrollo incesante de estas nuevas tecnologías.
Para decirlo con las palabras de la poesía a la que seguiré acudiendo en otros momentos de esta presentación: "el olvido está lleno de memoria", según nos recordó un autor y amigo querido, el uruguayo Mario Benedetti. El arte digital viene también, desde su sorprendente dinamismo, a definir y mostrar los universos de nuestra época que serán, a no dudarlo, la memoria de mañana.
Los salones y coloquios y la presencia de nuevas expresiones de diseño comunicacional que emergen con fuerza renovada en nuestros días contribuyeron/están contribuyendo a crear entre nosotros una cultura digital que incluye, sin dudas, a esa "cultura del diseño" a la que se refiere el actual Presidente de ICOGRADA, Jacques Lange, en sus palabras introductorias para este Congreso.
En ambas expresiones artísticas se evidencia en nuestro país una participación activa, numerosa y crecientemente calificada de creadores jóvenes. Creemos que las acciones culturales novedosas y atractivas que se emprendan continuarán revelando esas riquezas que tienen su origen, sin dudas, en la base educacional del país construida a través de logros sociales como el carácter gratuito de la enseñanza — incluida en ella la enseñanza artística en todas sus manifestaciones. Es importante también reconocer la función de vanguardia que pueden desempeñar estas formas de creación artística que utilizan las herramientas digitales para su realización en la lucha contra las manifestaciones de banalidad y de mal gusto presentes en diversos medios de comunicación masiva, en franco antagonismo con los esfuerzos intensos que se realizan para mantener y desarrollar los niveles educacionales generales alcanzados en las cuatro décadas precedentes.
Ello hace más significativa, en el contexto de la cultura cubana de hoy, esa presencia señalada de los actores más jóvenes en los territorios de la creación digital. Entre otros ejemplos citables quiero mencionar una exposición inaugurada en el marco de las actividades de este Congreso: la muestra de carteles Pablo y la guerra civil española que permanecerá en las paredes de la Sala Majadahonda del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau hasta mediados de noviembre y que reúne obras realizadas el año pasado para el concurso del mismo nombre, ganado, en su totalidad, por jóvenes diseñadores.
Además de compartir certezas, interrogaciones y posibles respuestas sobre las relaciones entre arte digital y diseño comunicacional, ya en el terreno de complicidad propuesto por aquella declaración inicial de principios: una apuesta a favor de la imaginación y la belleza, quiero comentarles que también compartimos sueños, como corresponde, como debiera corresponder siempre. Y para comentar sobre esos sueños compartidos quiero invitarles a ver primero estas imágenes realizadas por el artista y diseñador Eduardo Moltó.
Video de Compartiendo sueños 4 / Sharing Dreams 4, realizado por Eduardo Moltó
"Aquí están nuevamente, más allá de las fronteras diversas que separan a nuestros países, estas obras creadas bajo el signo común de la imaginación y la belleza por 16 diseñadores gráficos de Cuba y Estados Unidos", así nos anuncia el catálogo de la Exposición Compartiendo sueños / Sharing Dreams que se exhibe, al calor del Congreso de ICOGRADA, en el Centro Hispanoamericano de Cultura, en el malecón habanero.
Desde hace cuatro años hemos venido reuniendo vocaciones y talentos de ambas orillas para realizar juntos este proyecto de amistad y colaboración. El Center for Cross Cultural Design (XCD) del Instituto Americano de Artes Gráficas (AIGA), el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y el Comité Prográfica Cubana hemos sido los entusiastas animadores de ese nuevo encuentro de intercambio en estos días del mes de octubre cuando La Habana se ha convertido en la capital mundial del diseño gráfico.
Juntos, con la participación de diseñadores y diseñadoras de Cuba y Estados Unidos y el apoyo de instituciones fraternas, los co-organizadores de este proyecto — nuestra amiga, la diseñadora norteamericana Toni O'Bryan, Héctor Villaverde, presidente del Comité Prográfica Cubana y el que ahora les cuenta, director del Centro Pablo, iniciamos la complicidad de este sueño cuatro años atrás para tender puentes culturales y profesionales, para iniciar y mantener el intercambio y el conocimiento mutuo. A la realización de las obras que fueron creciendo en número cada año se sumó siempre el diálogo creativo e indagador apelando a otra complicidad de nuestros días: las nuevas tecnologías de comunicación. Demostramos que ese intercambio y esas vías eran útiles — y, más aún, necesarias — para esta vocación de búsqueda de la imaginación y la belleza que nos animaba y para los temas con que convocamos cada año a los creadores: la amistad, la paz, el amor…
Compartiendo sueños / Sharing Dreams se inició con el VI Salón y Coloquio Internacional de Arte Digital en el año 2004, para proponernos una nueva vía de diálogo cultural y comunicación humana. Entonces participaron cinco diseñadores cubanos y cinco norteamericanos.
Al año siguiente, en el VII Salón y Coloquio, se sumaron dos artistas (uno por cada país), quienes trajeron sus Sueños por la paz / Sharing Dreams for Peace.
El llamado del siguiente año (2006) movilizó la creatividad de siete diseñadores gráficos cubanos y siete norteamericanos quienes proclamaron en sus obras esta verdad compartible: El amor lo conquista todo / Love conquers all que el poeta José Martí había adelantado en sus versos de juventud:
"Sólo el amor engendra melodía".
La retrospectiva que acompañó aquella muestra tuvo como documentación audiovisual los videos creados por los diseñadores Eduardo Moltó (Cuba) y Jesse Rankin (EUA), quienes participaron en la primera y la segunda edición de Compartiendo sueños, respectivamente, y resumieron desde sus personales perspectivas las impresiones dejadas por el evento.
Este año, como hemos visto, el tema viene de la mano del Congreso de ICOGRADA: Diseño/Cultura, el diseño en la cultura, el diseño es la cultura, distintas maneras de proponer una visión y una práctica creadoras de este oficio de nuestro tiempo, y de enfatizar la necesidad de que las propuestas del diseño gráfico, el diseño comunicacional — como quiera que se le llame en este mundo cambiante y complejo en que vivimos, marcado además por la presencia progresiva del audiovisual — aporten su cuota de sensibilidad humana, inteligencia y capacidad de comunicación al universo de la cultura que quisiéramos siempre creciente en cualquier región de este desigual planeta.
Hemos soñado con libertad y entusiasmo, como debiera siempre hacerse, identificados desde siempre con la filosofía común del crear y el compartir. Todas las generaciones del diseño gráfico cubano han participado en estos cuatro años. Diseñadores y diseñadoras de Estados Unidos han respondido a la convocatoria de Toni O'Bryan y acompañado en muchas ocasiones, aquí en el verano de la Habana, la exhibición de sus obras gráficas. Esta cuarta edición ha traído a los ocho participantes estadounidenses — quienes son ellos mismos, a su vez, una muestra parcial del crisol de etnias y culturas que conforman ese país — junto a diseñadores y diseñadoras que soñaron con nosotros en ediciones anteriores del proyecto.
Agradecemos desde siempre la presencia multiplicadora de estas voces que quieren compartir sueños, amistades, preguntas, posibles respuestas, dudas y certezas. Juntos, podemos alcanzar dimensiones más altas, regiones distantes y distintas, otras manos amigas en las que se continúe esta vocación de diversidad cultural que compartimos, como nuestros sueños.
Los cómplices de Sharing Dreams han extendido en estos años esos alcances llevando muestras retrospectivas a diversas ciudades, a veces coincidiendo con eventos de AIGA o ICOGRADA: Chicago, Vancouver, Colorado, Venice (California), Seattle, Nueva Jersey y, muy recientemente, Nueva York, donde la Universidad de Queens albergó carteles cubanos y norteamericanos en su Museo Godwin-Ternbach. La posibilidad de continuar el intercambio en vivo allí, a través de encuentros, conferencias y debates (como hacemos en La Habana cada verano en nuestros Salones Internacionales de Arte Digital) resultó frustrada por la negativa de las autoridades norteamericanas a las solicitudes de visa hechas por los dos creadores cubanos programados en esas jornadas artísticas universitarias.
Agradecemos, en nombre del diseño gráfico cubano, a los directivos de Queens College y a las amigas y amigos de ICOGRADA, en particular a nuestra amiga Brenda Sanderson, su directora general, que realizaron todas las gestiones a su alcance para lograr que ese nuevo momento de intercambio cultural, profesional y humano se produjera entre colegas de nuestras dos naciones.
Compartimos también con ellos el sueño de que esas decisiones arbitrarias e injustas dejarán de tener preponderancia en fecha no lejana para que esta convocatoria a la búsqueda incesante de la imaginación y la belleza continúe desarrollándose felizmente entre nosotros en todos los ámbitos posibles.
Quiero agradecer a quienes trajeron sus imágenes y sus ideas a este espacio de Compartiendo sueños y lo convirtieron en una experiencia memorable. Ellos han abierto una ventana o una puerta para ese intercambio que ha permitido a los diseñadores cubanos conocer la labor de sus colegas en los Estados Unidos y ha permitido a los diseñadores norteamericanos que nos han visitado cada año conocer de cerca el nivel del diseño cubano, además de tener un contacto directo con la realidad de la Isla, siempre más útil y enriquecedor que la recepción pasiva de la imagen que se transmite a través de los medios internacionales.
Proponemos entonces socializar nuestra meta soñadora: que cada día sean más las gentes capaces de conocer y sensibilizarse, de sentir y de pensar, a partir del diseño y el arte digital — esos territorios vecinos/hermanos —, sobre los grandes temas que preocupan al bicho humano que somos — como nos llama Eduardo Galeano, otro poeta de nuestra época —: la salvación de nuestro planeta, la lucha por la igualdad, la justicia y la libertad.
Esa es, nos dirán algunos, la meta de unos soñadores. Y es cierto. Por eso este espacio se ha llamado Compartiendo sueños / Sharing Dreams.
Para terminar (y continuar) podemos escuchar la voz de otro poeta de nuestro tiempo y de algún tiempo todavía por-venir:
Pueden decir que soy un soñador
Pero no soy el único.
You may say that I'm a dreamer
But I'm not the only one.
John Lennon