Por la Sala de El Sótano, en la barriada del Vedado, anda Betún, obra del dramaturgo Gerardo Fulleda León, el más reciente estreno de la Compañía teatral Rita Montaner, bajo la excelente dirección artística de Fernando Quiñones y en saludo al 50 aniversario de la Revolución.
Fulleda inscribe a Betún dentro de la sociedad cubana de antes de 1959, cuando la presencia del limpiabotas llegó a convertirse en algo cotidiano en la vida de cualquier calle y ciudad de la isla, que por entonces sufría una de las tiranías más sangrientas de toda su historia. Concibe la esencia de la obra en 1976, pero tarda varías décadas para darle su acabado y como sucede con el vino bien añejado, la presentó al público lista para el rotundo éxito y el buen gusto. De ahí la sala llena de espectadores y los aplausos sostenidos que tiene cada una de sus puestas en escena, desde que el 12 de julio se anunciara el estreno.
Leandro, Betún, el protagonista principal, interpretado por William Sinclair, logra apropiarse de la plena aceptación de los espectadores, especialmente por la mezcla de inocencia y simpatía con que ha sido dotado por Fulleda. También por la carga nostálgica y evocación sobre aquel humilde personaje de un tiempo vivido ayer y de cómo se produce la toma de conciencia sobre la tragedia política y social que tenía lugar en la Cuba de 1958.
No caben dudas, Betún deviene hermoso retazo de epopeya a la vez sencilla y compleja, sin renunciar al humor y sobre todo, al sueño de un mañana mejor. Pero no se trata de contar esta propuesta artística, sino de advertir sobre una obra que queda entre las mejores del teatro político, social y cultural realizada en nuestro país, así ya lo han expresado varios críticos y especialista, sentencia a la que me uno con modestia.
Fulleda es uno de esos artistas que se inscriben en lo que se ha llamado Cultura Popular. Parte su discurso de una contracultura ignorada e inferiorizada por el discurso hegemónico, pero que viene reclamando sus fueros. El es de los que siguiendo la tradición de un Nicolás Guillén, un Fernando Ortiz o un Alejo Carpentier entre otros, ha ayudado a devolver, preservar, rescatar y reafirmar la legitimidad de las expresiones de la vida espiritual del pueblo. Ha señalado la investigadora Inés M. Martiatu.
Entre las obras de Fulleda León se encuentran:
Asimismo, obras de este destacado dramaturgo se han presentado en Suecia, Venezuela, Colombia, Santo Domingo, Honduras, Suiza, España y Estados Unidos.
Fulleda León ha integrado el jurado de diversos concursos como Casa de las Américas, UNEAC, La Edad de Oro y el Premio Nacional de Dramaturgia Virgilio Piñera y otros. Ha hecho la dramaturgia de más de 70 obras teatrales y 2 películas. Ha impartido seminarios de dramaturgia y actuación en la ASSITEJ de Cuba, en la Compañía Rita Montaner y en cursos de verano de la Universidades de La Habana, Tucumán, Zurich y Miami y también en otras instituciones y eventos teatrales en Ghana, Gotemburgo, Locarno, Londres, Moscú y San Cristóbal. Ha publicado poemas, obras de teatro y crítica literaria y teatral en numerosas publicaciones. Desde 1988 dirige la Compañía Teatral Rita Montaner.
Le han conferido numerosas distinciones y diplomas de reconocimientos, como el Diploma de Honor otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, por sus destacados méritos y aportes al desarrollo del arte y la literatura cubanos. Recibió la Distinción Calibán 2002 por llevar el arte popular a su nivel más alto; la Placa Avellaneda 2002; la Medalla José María Heredia 2004. La Distinción Por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier, conferidas por el Consejo de Estado de la República de Cuba, en el año 2001.
De la autoría de Gerardo Fulleda León son los siguientes títulos de obras de teatro: