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Cuba |
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Una identità in movimento | ||
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La vida es para darse
Arelys García Acosta
Siete años le caben en su estatura de 90 centímetros. Sus manos pequeñas apenas alcanzan un puñado de verdades de las que ofrece este mundo, pero eso es suficiente para Diana Marys Bernal.
Es suficiente que en menos de dos años, la escuela de retardo en el desarrollo psíquico Efraín Alfonso de Sancti Spíritus le haya hecho, por primera vez, hablar, leer, escribir, sentarse sola, prepararse su merienda y caminar por largos pasillos entre el bullicio de más de cien niños que hoy recuperan aquí sus facultades psíquicos y motoras. Cala muy hondo este logro del sistema educacional cubano.
A diario las tizas recorren el pizarrón y las palabras y los números se desprenden suaves y acompasados ante los ojos de estos niños. Vienen de maestros, logopedas y psicopedagogos como Idelisa Hernández, una mujer que hace más de 30 años ejerce este noble y antiguo oficio de enseñar.
"Siempre al final del curso, los padres lloran emocionados, niños que llegaron en brazos, salen caminando estables, seguros, niños que se comunicaban sólo por mímicas, se paran en un escenario y recitan una poesía. Entonces cuando se ven estos frutos de la enseñanza especial, la emoción es repartida, lloran los padres y también nosotros".
Se vuelven finas estas palabras, tan finas que penetran como hilos en los oídos y mientras caminas por las aulas compruebas que no caben las diferencias, también ellos manipulan computadoras y disfrutan las bondades del Programa Audiovisual.
Un poco de historia
Inicialmente en esta institución de más de 50 años, radicaba el colegio de Monjas San Juan Bo. A partir de 1963 se convierte en escuela específica de retraso mental donde se recibían niños de la región central de Cuba, conocida entonces como provincia de Las Villas. Desde hace siete años esta es una escuela de tránsito donde los niños con retardo en el desarrollo psíquico y motor son atendidos por más de 60 especialistas en diferentes materias.
"La maestra de Terapia Recreativa, subraya Idelisa Hernández, es fundamental en este proceso, las clases de música motivan mucho a los alumnos y ya no es asombro verlos actuar en el Teatro Principal de la ciudad. Niños con daños motrices severos han podido enfrentar la vida cotidiana gracias a la labor del fisiatra y del profesor de Educación Física".
"En el caso específico de la psicopedagogía, continúa diciendo la especialista, tenemos que tener mucha fortaleza de espíritu para orientar al padre sobre cómo debe aprender a vivir con esa limitación del hijo para lograr dos cosas: que sea un niño sano y que psíquicamente no se afecte en la esfera emocional".
A este equipo de profesionales se unen neurólogos, psiquiatras, ortopédicos y médicos de la familia que ofrecen consultas en la misma escuela.
Esta institución recibe alumnos de preescolar a sexto grado. Una vez erradicadas las deficiencias en unos y disminuidas en otros son incorporados al sistema de enseñanza general.
La vida es para darse
Idelisa Hernández no es de las que encierra la vida detrás de unos postigos, es de las que convence que están abiertos. Así lo ha demostrado en las ponencias presentadas en los eventos científicos PSICOHABANA 94 y 98, así lo prueban sus medallas por los 20 y 25 años en la educación.
"Frank Hernández Nazco, es un niño de preescolar que se ha convertido en mi nuevo reto, apunta Idelisa, me habla al corazón con escasas mímicas y ya conozco lo que sus ojos me dicen. Sé que va a mejorar porque lo hemos logrado con muchos otros. Una palabra que me diga Frank, es otra de las mil razones para que yo siga amando la enseñanza especial".
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