Quizá muchos se pregunten por qué, décadas atrás, en las salas de numerosas viviendas urbanas y rurales cubanas, y aún en algunas habitadas por adultos mayores, se exhiben perfiles de indios Apaches, oriundos de Norteamérica.
La arqueóloga cubana Lourdes Domínguez expone lo que pudiera ser una explicación a esta incógnita.
"Todo parece indicar que, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, fueron traídos a Cuba indios Apaches provenientes de las provincias internas del virreinato de Nueva España, actual norte de México. Quizás de ahí provenga esa costumbre", considera la especialista.
Los Apaches, quienes vivieron en Texas, Nuevo México y Arizona, tenían fama de fieros y valientes por la fuerte resistencia que opusieron a los colonizadores. Actualmente están recluidos en una reserva y, según los datos más recientes, solo son unos pocos miles.
En 1973 — refirió la doctora Domínguez —, salió a la luz en la capital mexicana un trabajo del profesor estadounidense Cristhon Archer que hablaba de la deportación de miembros de esa etnia, entre 1789 y 1810, desde los territorios donde habitaban hacia otros colonizados por España.
Archer refiere que el hecho obedeció a incidentes bélicos protagonizados en aquel entonces por los Apaches, y señala que Cuba fue el escalón final a donde llegaron.
Entre los aportes del autor — especialista en estudios militares — se encuentra la especificación de los grupos aborígenes en belicosidad con la metrópoli colonizadora.
También cita los sistemas de represión a ellos aplicados: presidios y otras soluciones puestas en práctica por los europeos para aplacar a esos indios hostiles.
"Tenían, entre sus objetivos, destruir la familia y la transmisión cultural, lo que conllevó, a todas luces, un etnocidio sin precedentes", expresa la arqueóloga.
En su trabajo — dice —, Archer manifiesta que, en un momento dado, las autoridades españolas no pudieron retener a esos hombres, prisioneros de guerra, bajo un régimen coercitivo.
Así, dieron inicio a la emigración forzada hacia otras regiones del virreinato o diferentes colonias, de la que no se excluyó a Cuba, pues era mucho mejor poner mar de por medio.
A partir de ese estudio, el doctor William Merrill, del departamento de Antropología de la Smithsonian Institution, especialista en comunidades Tarahumaras, comenzó, en 1988 una investigación en los archivos de ciudad de México.
"Allí acopió una amplia información acerca de esos grupos humanos hasta su llegada a Veracruz y su deambular por tierras mexicanas llamadas colleras o cuerdas de presidiarios", prosiguió.
Durante una visita efectuada a Cuba en 1989, el doctor Merrill se puso en contacto con la doctora Domínguez y la invitó a colaborar en la investigación, a fin de encontrar, en la documentación cubana qué ocurrió con los Apaches deportados hacia la mayor de las Antillas.
Puntualizó la experta cubana que, dentro de ese proceso de desarraigo de familias completas, fueron afectadas varias etnias como los pimas, comanches, seris, tarahumaros y Apaches.
En su búsqueda en el Archivo Nacional de Cuba, ha encontrado algunos documentos enmarcados dentro de las fechas definidas, que le permiten establecer una conexión de hechos con la documentación mexicana, y resultarían, posiblemente, el último capítulo de esta deportación.
Compromisos de trabajo de la investigadora cubana han impedido un proceso de investigación de forma intensiva, pero no descarta poder llegar al final de esta historia, fascinante como pocas, aun cuando significó el abuso y el desarraigo de un pueblo con una cultura bien definida.
Fuente: http://www.rcm.cu/trabajos/2005/febrero/28/indiosapaches.htm