Cuba

Una identità in movimento

Alocución por el 43 aniversario del triunfo de la Revolución

República de Cuba



Ya es enero. Cuarenta y tres eneros revolucionarios y victoriosos hemos cumplido, andando a pasos de gigantes, sin cejar en nuestras convicciones, sin apartar la mirada del horizonte, sin que nos impidan el optimismo y la esperanza.

El año de la entrada victoriosa de la Revolución en el Nuevo Milenio llegó a su fin. Un año extraordinario de la historia de la Patria, lleno del heroísmo de un pueblo capaz de escribir las más grandes hazañas. Doce meses en los que la nación vio a sus hijos levantarse, unidos y fuertes, en sus calles y sus plazas, para denunciar los crímenes de la Ley asesina de Ajuste Cubano, para condenar el bloqueo genocida y la guerra económica, para pronunciarse contra el terrorismo internacional, y en especial el que por más de cuatro décadas se ha cometido contra nuestro pueblo, para desbaratar todas las patrañas y mentiras del imperio.

Un año en el que la Revolución se multiplicó en más de 70 programas en desarrollo al calor de la colosal batalla de ideas, con el afán de llevar el más amplio conocimiento a nuestros niños y jóvenes, de crear un pueblo integralmente culto, de forjar una sociedad de una justicia y bienestar sin precedentes.

Un año en el que también nos sobrepusimos a las fuerzas de la naturaleza, enfrentando el más poderoso y destructivo huracán que haya cruzado sobre nuestro archipiélago. Inmensas fueron las pérdidas en el orden material, pero el proceso de recuperación ha sido inmediato. Ningún cubano fue olvidado en su tragedia. Al frente de la batalla, como siempre, ha estado Fidel, repartiendo el optimismo de que solo los revolucionarios son capaces.

Un año en el que nos enfrentamos con creatividad y esfuerzo a las duras consecuencias de la crisis económica mundial; en el que, pese a los bajos precios de nuestras materias primas exportables y la caída del turismo por los graves acontecimientos internacionales, nuestra economía creció un modesto, pero estimulante 3 por ciento, frente a un simbólico 0,6 por ciento de crecimiento de América Latina y a la recesión que padece la principal potencia.

Un año en el que obtuvimos la más baja tasa de mortalidad infantil de nuestra historia, en el que nuestra educación multiplicó sus resultados, por mucho, los mejores de toda nuestra región y el Tercer Mundo; en el que nuestra cultura creció desde el intelecto y la entrega de sus creadores; en el que nuestro deporte obtuvo éxitos resonantes.

Un año en el que, frente a los intentos de establecer la dictadura universal, como absurda respuesta de los poderosos a los abominables hechos del 11 de septiembre en los Estados Unidos, Cuba ratificó su posición ética y de principios contra el terrorismo y contra la guerra, que solo conducen al caos y la inestabilidad del planeta, y siembran el dolor y la muerte en los seres humanos.

Un año en el que la verdad saltó por sobre las rejas del Centro de Detención Federal de Miami y nuestro pueblo conoció la extraordinaria historia de valor, firmeza y compromiso de cinco heroicos compatriotas, ejemplares luchadores contra el terrorismo que desde Estados Unidos organiza y ejecuta la mafia cubano-americana. Cinco estoicos hombres, que con la fuerza única de su moral y sus principios enfrentan el conjuro de la venganza, el cinismo y el odio en el propio cubil repugnante de esa mafia. Cinco hijos de este pueblo que son síntesis de todos los valores creados por la Revolución y que se erigen en ejemplo y acicate de todas las generaciones de cubanos. Gerardo, Ramón, René, Fernando y Antonio son héroes de la Patria Nueva que creamos. Ellos regresarán victoriosos al seno de este pueblo que, orgulloso, les ha entregado la estrella de Héroes de la República, ganada en esta batalla de la verdad contra la perfidia.

Amanecen nuevos almanaques donde registrar las próximas hazañas. Abrimos un nuevo año de combate, complejo, difícil; pero con las armas del optimismo y la inteligencia prestas para librarlo. Contamos, además, con un pueblo tan revolucionario como aquel que vivió los días de la alborada triunfal, pero poseedor de una mayor conciencia y más profundos conocimientos.

En los meses por venir, crecerá el empeño justiciero de nuestra obra revolucionaria; se multiplicarán los logros en la educación, la salud, el deporte y la cultura, potenciados por los empeños renovadores de la Revolución en estos campos; se redoblará nuestra lucha por la eficacia y la eficiencia en el trabajo para enfrentar las adversidades que nos acechan como consecuencia de la crisis económica mundial.

El Año de los Héroes Prisioneros del Imperio verá a un pueblo empinado, dispuesto a seguir cumpliendo lo que ante la gloria inmortal de Maceo juramos en Baraguá. No se detendrán nuestras marchas, Tribunas Abiertas, Mesas Redondas. No se parará ni uno solo de los programas que por la educación, la cultura y la justicia social hemos emprendido. No cejaremos ni un instante la lucha por el regreso de nuestros cinco hermanos prisioneros políticos. Seguiremos construyendo nuestros sueños, que son hoy lamentablemente metas inalcanzables para la inmensa mayoría de los ciudadanos del planeta, marginados de su condición de seres humanos por un sistema avasallador que los desprecia por su color o por su dinero. Lucharemos incansablemente por la paz que tanto la humanidad necesita.

Hoy tenemos razones más que nunca para celebrar el día que nos libró por siempre de la opresión y la incultura, de la podredumbre moral y el odio, el día en que dejamos de ser parias como nación para guiar los destinos de nuestra propia historia; el día en que desde la Sierra se proclamó como ley primera de nuestra República la dignidad plena de los cubanos; el día que despertó con la victoria de una Revolución que creó conciencia y formó hombres y mujeres dispuestos a sacrificar sus vidas por los más altos intereses patrios, o capaces de brindar su asistencia médica, educacional y deportiva en remotos parajes por el único pago de la felicidad de otros pueblos; el que abrió el camino a generaciones cada vez más cultas y más libres, que a lo largo de esta batalla han demostrado sus elevados valores humanos y patrióticos y se han erigido en garantía legítima de la continuidad de la obra revolucionaria.

Por eso, cubanas y cubanos, brindemos por este pueblo heroico capaz de tantas hazañas, por la Revolución que ilumina todas nuestras esperanzas, por el regreso de los héroes a la Patria. Brindemos porque — guiados por Fidel, ese incorregible hacedor de sueños — un nuevo año de victorias nos amanezca entre las manos.

¡Viva Cuba Libre!
¡Viva la Revolución Socialista!
¡Viva Fidel!
¡Hasta la Victoria Siempre!


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia

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