Los abanicos surgen con el origen mismo del hombre, a partir del empleo de objetos del medio natural, pues éste utilizaba simples hojas para alejar a los insectos y mover el aire a su alrededor para amortiguar el calor.
La palabra abanico viene del vocablo latino vannus, y en los diccionarios lo encontramos como: instrumento empleado para mover el aire próximo y aliviar la sensación de calor. Esta definición es fácil de encontrar en cualquier enciclopedia o diccionario, mas en esta ocasión prefiero ajustarme a la interpretación que nos ha aportado Dulce María Loynaz:
El abanico no es un accesorio, sino un todo perfecto, una obra de arte en miniatura y como tal hay que respetarla.
De su origen mucho se ha comentado y discutido, aunque los primeros testimonios gráficos sobre el uso del abanico fueron encontrados por arqueólogos en las pinturas y bajorrelieves del Antiguo Egipto. En los frescos de Medinet Abbu, en las tumbas de Beni Hassan y en los bajo relieves de Rhamessuen, en los siglos X y IX a.C., se recrea la representación gráfica de este objeto. Del año 3000 a.C. en la tumba del Rey Escorpión fueron hallados abanicos de gran tamaño con mangos largos (Fig. 1).
En Sudán, en el interior de las tumbas del Kherma se encontraron abanicos con plumas de avestruz unidas entre sí con resina, en este caso no se conserva el mango, pues su mal estado de conservación impidió su restauración (Fig. 2).
En la milenaria China, el uso del abanico se conoce desde el siglo XII a.n.e. En la dinastía Chou (770-256 a.n.e.) se utilizaba para resguardar del viento y el polvo a los emperadores, cuando éstos eran transportados en sus carros.
En la dinastía Ming (1368-1644) se utilizaban elaborados solamente con plumas de faisán ya que por su delicadeza era digno de altos mandatarios.
Hacia el siglo X a.n.e, se introduce el marfil en la fabricación de este artículo, aunque todavía no eran plegables, pues tenían su forma rígida conocidos ya como pai pai. Las flores de loto(1) también comenzaron a ser muy utilizadas después de disecadas, pues mantenían su belleza y color. El papel se trataba con sustancias olorosas y, cuando se abanicaba, tenía una agradable fragancia. El bambú amarillo(2), las sedas tejidas, las escamas de pescado y una gelatina a base de pescado y elementos naturales, se utilizaba para pegar marfiles u otro tipo de objeto, eran la gama de los materiales escogidos para este fino trabajo.
Para las altas capas sociales se realizaban verdaderas obras de arte en madera, marfil y nácar, mediante la aplicación de gran cantidad de dorado, así como un precioso trabajo de taracea(3), que resaltaba la posición social del propietario. Hay un datos tan interesantes de hasta dónde llegó la magnificencia y exquisitez de este trabajo como que en el siglo XVII se fabricó un abanico en jade blanco, la piedra más preciada de China, un pai pai, cuyo mango es de ámbar tallado. Este abanico fue ofrecido por el emperador Chun Hi a su esposa la emperatriz, como muestra de amor y respeto.
Conocemos que el abanico tuvo una forma rígida, durante una gran parte de su desarrollo. Constaba sólo de dos partes: el mango y el país, o parte superior. Su riqueza era variada, ya que se correspondía con la calidad de sus materiales, que a su vez respondían al nivel social de la persona a la que estaban destinados.
Existen estudios sobre la fecha de aparición del abanico plegable a partir del año VII a.n.e. Su origen se atribuye indistintamente a Japón o Corea, pues aún no existe unidad de criterios al respecto. En lo que sí hay un criterio coherente es en el principio en el cual se basa su mecanismo, que es idéntico al de las alas de los murciélagos, incluso se conoce que a los antiguos abanicos plegables en Asia se les llamó komori, que significa murciélago.
Actualmente, su forma más común consiste en una pieza de papel o tela plegada sobre un varillaje de material variado, unido por su extremo inferior con un clavillo y su parte superior por una cinta, preferentemente de seda, aunque puede utilizarse otro material. En ocasiones la continuidad del varillaje asume las funciones de país.
El abanico plegable, tal como lo conocemos hoy, esta formado por:
- País o vitela
Se confecciona de un material resistente: madera, papel, tela o piel de animal.
Se dobla en pliegues radiales tantas veces menos dos, como sea el duplo del número de varillas, los dobleces deben ser de forma entrante y saliente.
Su decoración es múltiple, y puede estar decorado en el anverso y en el reverso; por lo general en uno de los países se encuentran escenas galantes, pastoriles, cortesanas, mitológicas o religiosas; en el otro la decoración será floral o de paisaje.
Puede que sólo se utilice un lado o quizá se deje en blanco, sólo para disfrutar del color.
Entre los dos países están pegadas las varillas.
- Padrones o guarniciones
Son las dos varillas más gruesas que se encuentran en los extremos, tienen la misma forma de la parte superior del país.
Los materiales con que se realiza siempre es de la misma calidad del que se emplea en las varillas y sirven para proteger el país del abanico cuando se encuentra cerrado.
Siempre al abrir un abanico se verá el padrón de la izquierda, por lo que generalmente es éste el que se ornamenta a la par de la parte exterior.
La parte interior del padrón, que sujeta el comienzo del país, se le conoce como trapecio.
- Varillaje
Se llama así al esqueleto o armazón del abanico.
Es fino y puede ser de cualquier material.
Son cortados de forma rectangular y de iguales dimensiones; en caso de que se le quiera dar alguna forma se trabaja hasta tomar ésta, todas las varillas se perforan en su parte inferior y se atraviesa por un clavillo.
Preparado el varillaje y sujeto el papel, debe tenerse siempre en cuenta que el vértice del ángulo coincida con el centro de perforación del varillaje.
Cada una debe corresponder a los trapecios impares, nunca a los pares.
- Clavillo
Es el que atraviesa el varillaje para unirlo.
No debe estar remachado sobre el padrón ya que puede lastimarse.
Suele descansar sobre pequeños círculos conocidos como virolas.
- Virola
Es una pequeña pieza circular, horadada en el centro, que puede ser de madera, hueso, nácar, carey o metal, utilizada para mediar entre la punta del clavillo y el padrón.
- Argolla
Va junto con el clavillo, puede encontrarse o no, ya que no es parte obligatoria, su función es puramente ornamental y se utiliza para colgar una borla o mosquetón de forma decorativa.
En ocasiones se cuelga de una cinta o cadena para colocarlo en la cintura o en el cuello y ser llevado con la persona sin necesidad de guardarlo en otro lugar.
Ellos fueron los creadores del abanico autografiado en el siglo VI d.n.e. En ocasiones era utilizado como calendario, no sólo de días y meses sino también como horóscopo e indicaba la fecha para las cosechas (Fig. 3).
Podemos hablar de dos cambios principales en los abanicos. El primero, cuando comenzaron a ser plegables con la forma en que los conocemos hoy día y el segundo fue a partir de su fabricación industrial.
Después de la I Guerra Mundial, con la entrada del ventilador y el aire acondicionado, el abanico ha ido perdiendo su papel protagónico en la vida social; pero no se ha perdido del todo, ha vuelto a resurgir con fuerza, sobre todo en Cuba hoy día, en manos femeninas, además de ocupar un lugar de honor en los museos.
El abanico no es una naturaleza muerta, puede parecerlo, pero en realidad no es más que la vida interior de una sociedad y, sobre todo, una forma de expresión.
El análisis que se realiza en este trabajo parte de la colección particular de la poetiza cubana Dulce María Loynaz. En él se reflejan los tipos de abanicos que más circularon en Cuba desde finales del siglo XVIII y cómo ya en el siglo XIX existían abanicos propios pero con clara influencia de los chinos.
Una colección y lo que nos trasmite
Los abanicos orientales, por lo general, son chinos, del área de Cantón. Entran en Europa desde el siglo XVII a través de la Compañía de Indias Inglesa.
Con el amplio y variado mercado europeo, los asiáticos hacen abanicos para los nuevos gustos, sin perder la identidad y los rasgos propios, como se aprecia en el material que emplean. Las pinturas, son claramente al estilo europeo, representan ángeles, querubines y escenas galantes, aunque siempre nos recuerda ese toque místico oriental, que se nos deja ver en las tallas de los padrones, en el trabajo afiligranado del país y el varillaje, o en los bordes superiores donde las cenefas suelen ser el remate.
En la colección que nos ocupa encontramos representados los cuatro tipos de abanicos que más se comercializaron: el barajas, el laqueado, el de las mil caras y el pai-pai, cada uno posee sus características bien definidas en forma, tamaño y decoración.
- Barajas
Es un abanico compuesto de varillas realizadas en madera, metal, marfil, hueso y carey enlazadas por cintas de seda.
En ocasiones de acuerdo con el entrelazado podía abrirse hacia la derecha o hacia la izquierda.
El varillaje y los padrones se hacían enterizos, los que a su vez hacen la función de país.
La decoración se realiza con motivos florales, amorcillos o por un calado y tallado en forma de rejilla, conocido como grillé.
Se unían con una cinta de seda de color claro y del clavillo colgaba una borla de seda.
Su realización se hace en materiales lisos como marfil, hueso y madera.
El varillaje y los padrones se hacían enterizos, los que a su vez hacían la función de país.
La decoración se realiza con motivos florales, amorcillos o por un calado y tallado en forma de rejilla, conocido en Francia como grillé, al punto que a nivel mundial también se le conoce con este nombre.
Se unían con una cinta de seda de color claro y del clavillo colgaba una borla de seda.
- Abanico laqueado
Se trabaja mediante la aplicación de una capa sobre otra de barniz.
La cantidad de capas promedia entre 27 y 30, el dibujo se realiza en colores claros, blanco o plateado, preferentemente para que con los barnices no se oscurezca.
El color de fondo en este caso es negro, y su decoración es realizada en blanco y ocre, para contrastar, la cinta es de seda naranja.
Generalmente el fondo puede ser blanco, rojo o negro.
- Abanico chino
Técnicamente es la denominación genérica aplicada a todos los abanicos de esta procedencia, con excepción del pai-pai y el barajas, que tienen su definición propia.
Este tipo de abanica se conoce como de Las Mil Caras y se identifica muy fácilmente debido al gran trabajo que muestra.
Los padrones se tallan profusamente, al punto de observar exquisitos trabajos, donde podemos compartir una taza de té en un interior junto a los personajes de las tallas.
El varillaje se hace de madera o marfil, puede ser esqueleto o completo, se tallaban, taraseaban o calaban, de una nitidez extrema en las imágenes, dignos de considerarse como pequeñas obras de arte.
El país es de papel, ambas caras con representaciones de escenas cotidianas, reflejan una arquitectura abierta con jardines, se ven reunidas muchas personas, su vestuario es de seda superpuesta, las caritas son de láminas de marfil pintadas con pincel de un solo pelo, sus rasgos son perfectamente visibles; la alegría de sus sonrisas y el movimiento de sus labios casi se puede sentir además de ver.
Para complementar la decoración del país, tanto en el borde superior como inferior se pintan cenefas con motivos florales o vegetales.
- Pai-Pai
Se componen de un cuerpo central, con un mango.
Este cuerpo puede ser de fibras vegetales, plumas de pavo real o cualquier otra ave, papel, tela o cartón, soportados por un mango de madera, marfil, hueso o cualquier otro material lo suficientemente fuerte para resistir el movimiento al abanicarse.
Puede forrarse o cubrirse, con fibras vegetales, cordoncillos de tela o plástico, e incluso utilizar la taracea.
Los hay plegables sobre sí mismos, como el de la ilustración, que cierran con un broche donde comienza el país.
Al cerrarse con este mismo broche, se asegura, para que no se abra, pues puede romperse.
Los más antiguos y los que más se encuentran son estáticos, y se utilizan por una sola cara.
Pueden ser además de la forma circular que más conocemos, de corazón, de bandera, rectangular y cuadrado.
El interés por el abanico chino motivó que José Martí durante la exposición realizada en New York en 1884, señalara:
El pueblo chino, replegado en sí, libre de las grandes y borrascosas ocupaciones que traen el comercio íntimo y la marcha acorde con los demás pueblos de la tierra, con tiempo sobrado, y sin fecundos fines públicos a que consagrar su actividad, – hará encaje sutil del marfil duro, y lo calará y lo bordará con arte tanta, que no habrá hoja de árbol más flexible que un abanico chino (1964: 297).
Durante el siglo el siglo XIX en Cuba la fabricación del abanico se convirtió no sólo en algo cotidiano pues surgieron más de cinco fábricas de éste producto, sino que se comenzó a realizar fundamentalmente dos tipos de ellos con caracterís-ticas muy propias.
El primero en reproducirse es el abanico Barajas. En Cuba cambia de material, se realiza en Carey y aunque se sigue decorando con motivos mitológicos o paisajes bíblicos agregan el monograma familiar o las iniciales de la dueña, la cinta que se utiliza es solamente de seda y en color oscuro; rojo o carmelita, para que no exista un fuerte contraste con el fondo de la pieza, en la mayoría de los casos se le decoraban los padrones profusamente, con decoración floral al igual que sus antecesores.
El segundo y de mayor y amplio uso es el conocido como Pai Pai, Flabellum o Abanico Rígido. Su origen se remonta a las decoraciones de las tumbas de los egipcios, y por su fácil construcción se repitió de una cultura a otra, sólo cambiaban los materiales y el uso, de éste último el más común fue el religioso. En Cuba se usa desde la época colonial, pero en este estilo no fue muy divulgado entre las capas sociales altas que preferían mandarlo ha fabricar o comprarlo hecho, bien fuera en el país o fuera de él, más bien era de uso cotidiano entre los esclavos y los campesinos. Se fabricaba con un trozo de penca de palma o un trozo de yagua, y hasta con un pedazo de material lo suficientemente resistente que hiciera mover el aire alrededor con fuerza. Ya en la República, además de utilizar disímiles materiales, se mostraba como propaganda política en cada una de las campañas electorales, como slogan con el rostro del candidato y sus promesas. También ha sido portador de la propaganda de variados tipos de productos a lo largo de toda nuestra historia. Los más sencillos se realizan con un pedazo de cartón forrado en hoja de revista en colores y una varilla de madera.
La colección de abanicos de Dulce María Loynaz atesora entre sus más de doscientas piezas una importante muestra de abanicos chinos que forman parte del patrimonio nacional cubano.
Notas
- El género Lotus pertenece a la familia de las Leguminosas (Leguminosae). El azufaifo que algunos consideran el loto de la mitología es la especie Ziziphus lotus, de la familia de las Ramnáceas (Rhamnaceae). El loto sagrado de los budistas es la especie Nelumbo nucifera (Encarta 1999).
- Los bambúes pertenecen a la familia de las Gramíneas (Gramineae).
- Es el procedimiento de insertar pequeñas piezas de un determinado material en un fondo macizo con el fin de crear un diseño decorativo. La taracea más utilizada consiste en incrustar en madera o metal materiales como marfil, carey, cobre o la propia madera. El efecto del contraste depende del color y la textura de los materiales utilizados. Por ejemplo, las maderas exóticas, o las combinaciones de marfil y maderas ligeramente coloreadas, permiten diseños de gran belleza y finura. Otro tipo de taracea es el nielado, que se utiliza sobre metales, especialmente plata, y la tarsia o taracea pictórica. Por lo general la taracea se utilizó para decorar muebles, instrumentos musicales y pequeños objetos de madera. Se encuentran ejemplos de taracea particularmente delicados en el mobiliario chino de la dinastía Ming (Encarta 1999).